+ Piglet, los muslim, la bandera...y tantas cosas
Piglet, el amigo de Winnie de Pooh, es un cerdito cualquiera, sin nada que envidiar a Babe u otros que nos dan tocino, jamones o simples longanizas para freir con vino blanco en noches colesterosas. Pero para un musulmán, es más que eso. Y como nos estamos plegando, como nuestra cultura sucumbe, en Dudley, Gran Bretaña, han prohibido que los empleados de un departamento oficial utilicen todo tipo de accesorio (tazas, tissues, llaveros, etc...) que contengan la imagen del cerdito.
Estoy seguro de que Ussía sabría establecer la diferencia entre el bellotero ibérico y el cerdo musulmán, como ya lo hizo con el cerdo vasco cuando los nazionalistas se jactaban de su "pureza". Pero me basta con decir que tenemos el patio plagado de idiotas (´idiots` sería en la lengua de la pérfida del avión).
Circulaba hace tiempo un chiste sobre la forma de detectar musulmanes terroristas, y era ir por la playa en pelotas, comiendo cerdo y borracho, tres actitudes penadas...por su religión, es decir, para ellos, por la Ley. Es fácil, no hay más que decidir el futuro de nuestros derechos, porque tanto con la presión del nazionanismo como del Islam-ley-ofensa Occidente está retrocediendo. Esto es como cuando te fumas un pitillo, cada unidad son cinco minutos menos de vida que no sientes ahora, pero que cuentan, y se van acumulando.
Fernando Genovés, tratando el tema en general, hace mención de esa otra extraordinaria viñeta que nos han regalado Cox and Forkum estos días, añadiendo el acertado comentario de Juan Linz:
"Algunas de las crisis más serias de los regímenes democráticos han sido causadas por esta clase de problemas, especialmente debido a que este tipo de regímenes tiene que tolerar pacifistas, incluso una oposición dispuesta a ayudar al enemigo en la guerra"
La debilidad de nuestras Democracias en la batalla de las ideas continúa siendo preocupante. Ya os dije ayer tras escuchar a Benigno Blanco, que sí, estamos mejorando en determinados aspectos, pero queda mucho por andar. Ora el nacionalismo, ora el Islam descontrolado, nos hundirán como no reaccionemos a tiempo. Y ya lo dice Genovés, y yo lo traduzco a mi lenguaje: Señores liberales, de derechas, dejémonos de gilipolleces. Fuera complejos, fuera vaivenes ideológicos, hablemos claro, y marquemos las pautas antes de que el relativismo y la demencia multiculti hunda del todo a Occidente. Y como hace ya que no rescato las palabras de Horacio Vázquez-Rial, hoy las repetimos, majos y majas:
El liberalismo conservador de hoy tiene precedentes, pero no deudas históricas. No ha colaborado con los fascismos ni con el comunismo, ni con ninguna de las dictaduras del siglo XX, no ha sido antisemita ni represivo en los escasos períodos en que ha gobernado. Pero ha sido percibido como un peligro para lo que Felipe González, sin rubor, llama "el régimen". Puede y debe participar en la batalla de la propaganda, hasta ahora perdida, haciendo pedagogía.
Eyy, que yo sigo comiendo cortezas de cerdo, por supuesto, pero puedes escuchar a los Rolling Geriátrics Stones, pensar en la titi ésa de un verano que se trincó Sabina, degustar cucú, o tener amigos de Tánger. Tan sólo has de pensar de vez en cuando eso de al César lo que es del César y a Dios lo que es Dios. No es difícil.
Por Prevost