+ El Post opuesto. Respuesta a la sentencia.

En respuesta a Prevost ciertamente no sé qué es lo que se espera de mi. Pero si a alguien ha sorprendido la sentencia creo que es a los socialistas, que esperaban una relación causa-efecto entre el 11M e Irak.

Yo critiqué en su día al juez Del Olmo por su patética instrucción. Y no lo hice una vez o dos, sino más, al dejar miles de cabos sueltos. Sobre esa instrucción se juzgan los hechos y de ahí una sentencia tan poco esclarecedora. O, como dice el refrán, de aquellos polvos estos lodos.

Si alguien esperaba que Gómez Bermúdez iba a sorprender en el día de ayer con alguna sentencia reveladora, una de dos. O no sabe cómo funciona el sistema judicial o todavía creía en algún tipo de milagro.

Hemos asistido a un juicio en el que durante todo el proceso no ha habido muchas sorpresas, a excepción de los explosivos. Hemos asistido a un proceso que, como he dicho anteriormente y como cualquier proceso, se basa en la instrucción. Si en las investigaciones que llevó a cabo Del Olmo no se supo prácticamente nada nuevo y en base a esas pruebas se ha hecho justicia ¿cómo pretende alguien que Gómez Bermúdez base una sentencia en informaciones e investigaciones periodísticas si estas no se han presentado como prueba?

Ahora la patata caliente está en el Tribunal Supremo, donde se resolverán los recursos.

Sin embargo nada se sabe del autor intelectual, al que financió e ideó la masacre. Del explosivo se sabe que salió de Mina Conchita, pero se desconoce el tipo de explosivo en su totalidad. Volvemos a encontrarnos con otra "X". Una "X" que, como la del GAL, nunca será desvelada o sí, eso depende de que se siga investigando.

Pero algunos medios, algunos periodistas y algunos políticos se oponen a que se sepa la verdad absoluta. Unos por intereses partidistas, otros porque se les desmontaría la estrategia de markéting, pero nadie piensa ya en que nos encontramos ante la mayor masacre de nuestra historia reciente y no sabemos prácticamente nada.

El PSOE dice no querer investigar más para evitar remover hechos que ya se conocen. Para evitar sufrimiento. Aunque no duda en utilizar el caso de forma execrable y como arma política. ¿Quedamos entonces en una cosa o en la otra?

Otros periodistas como De Diego se encuentran a la altura de Pepiño Blanco. ¿Para qué hablar de ellos? No les quieren ni dentro ni fuera de casa.

Y puede que Jiménez Losantos mienta, se exceda o vomite bilis. Puede que Jiménez Losantos utilice su influencia para que la Esfera de los libros edite un libro erótico de su hijo. Cierto es. Pero una actitud similar describe a De Diego, un hombre que aprovecha las ondas para publicitar un libro que nadie compra, para insultar a la competencia que no le escucha y para acusar sin pruebas a los que tienen teorías diferentes a su pensamiento aunque, eso sí, en nombre de la verdad. La suya.

En resumen, la sentencia del 11-M ha dejado el panorama como estaba. A mi personalmente ni me sorprendió ni me dejó de sorprender. Las víctimas siguen divididas, y mientras unas lucharán por conocer la verdad, otras lo harán para culpar a Aznar y a la cúpula del PP en pleno. Eso sí, ambas con un resorte mediático y político dividido que seguirán luchando por sus propios intereses.

Por Valmont