+ ¿Romper o pasar por el aro?
No hace falta quebrar los aros para llevar algo de libertad a la China, o al menos hacer ver nuestro pesar por su totalitario régimen, cuyas liberticidas garras aunque algunos aún no se hayan percatado, van más allá del Tibet.
Digo que bastaría con no pasar por el aro pero sin romperlo claro. El espíritu de las olimpiadas siempre fue así, realizar paréntesis en el poder temporal para competir las patrias de vez en cuando sin sangre de por medio. Por supuesto que no somos griegos aunque ahora la moda sea imponer el body apolíneo para ser alguien en este mundo, así que podemos -debemos- ejercer la crítica y presión hasta límites concretos.
El primer error fue conceder los juegos a un país no democrático, costumbre ya, pero hecho el mal lo lógico hubiera sido un boicot tan sencillo como reclamar que nuestros políticos no acudan a la inauguración ni clausura, ésa sería la gran diferencia entre unos juegos olímpicos organizados por una Democracia o esos países semi-democráticos, y los sostenidos por una dictadura.
A los deportistas sugeriré hablen antes y después, y venzan, claro está. A mí y el resto de la ciudadanía, crítica intensa pero desde luego mi boicot no será dejar de ver los juegos, sino mantener siempre la misma posición.
¿Es Google ahora un colaborador? Pero si como tantas otras empresas lleva colaborando con los comunistas desde hace tiempo, de hecho no llega a los niveles de Yahoo pero no es nuevo que censure contenidos para impedir a los chinos leer todo lo que leemos los occidentales en internet.
La olimpiada puede servir de excusa para con nuestras denuncias abrir los ojos a mucha gente, pero es el totalitarismo nuestro enemigo, no el espíritu olímpico.
Por Prevost