+ Sopena de mis amores
Hablar de Sopena es hacerlo de un mito de los tebeos nacionales. Me doy cuenta de que cuando no me cruzo con algún insulto que publicar en el nuevo blog no tengo más que ojear al albino para disponer de abundante material. Por ejemplo del pasado sábado en la Noria de Telecinco, donde tras afirmar Isabel Durán que antes del golpe de estado del 36 ya se mataba a gente, Sopena la llamó franquista y luego apuntilló con un "franquista vergonzante" cuando ella le espetó lo mismo. Y hace bien Durán, porque cuando algún desgastao de estos te llama fascista, lo mejor no es decirle rojo masón, sino fascista de tomo y lomo, pues es lo mismo.
En su libelo cubren la vida del dueño del periódico con bastante complacencia por si os apetece leer más. Allí por cierto el inigualable crispador nos toma el pelo sobre los acontecimientos anteriores a 1936:
Una vez más, desacreditó la legalidad y legitimidad de la II República, sacándose de la manga el que, antes de la sublevación castrense, los republicanos ya mataban “curas y monjas”.
Invención malévola
Y ese dato no es cierto. Es una invención sencillamente malévola. Durante la República el culto católico pudo desarrollarse con normalidad, a pesar de que ciertos predicadores convertían a menudo sus sermones o sus escritos en soflamas contra la República
Está claro que las iglesias y conventos quemados en 1931 o el golpe de estado de la izquierda de 1934 donde fueron asesinados 34 religiosos entre otros muchos y atacadas 58 iglesias, lo debieron perpretar Carlos Jesús y el ejército de Salvación de Raticulín. O Bush, quién sabe.
Y por si no os habiáis percatado -"a pesar de que ciertos predicadores convertían a menudo sus sermones o sus escritos en soflamas contra la República"- si es que la culpa es de los padres que las visten como putas.
Por Prevost