+ Manifestación bajo cero
Este es el blog de los perdidos en combate, ya entenderéis el por qué, pero por unas determinadas razones siempre estamos alguno de baja. En mi caso, en cuanto vuelva Prevost voy a pedir una excendencia vía viaje a la Expaña más profunda que exista y sin internet visible. En especial sin internet que incordie, y si puede ser sin prensa mejor que mejor.
No obstante, antes de contaros planes de futuro, tendría que relataros dónde estuve ayer, y lo que hice. Al igual que la mayoría de los antizp, me desplacé hasta la capital de España para arropar a las víctimas ante la negociación que el desgobierno quiere llevar a cabo con los asesinos. La manifestación fue muy dura desde el punto de vista climatológico, habría dos grados, no paró de llover, y para los que nos negamos por costumbre a llevar paragüas, sentimos cómo la lluvia nos calaba hasta los huesos. Los más de un millón cuatrocientos mil asistentes que estuvimos presentes, no paramos de hacer cánticos tales cómo: "Zapatero, vete con tu abuelo", "Zapatero dimisión", "Zapatero, embustero" o el ya clásico "No, en mi nombre, no"
Después de cualquier acto de esta índole, llega la guerra de cifras. El delegado del gobierno, que ya no sabe ni la tabla del uno, se saca de la manga que ayer fuimos cien mil personas y la Comunidad de Madrid nos calculó entorno a casi el millón y medio. Quitando manipulaciones sectáreas, cínicas y rastreras como la de nuestro querido Constantino, todos los que fuimos ayer desde la República Argentina hasta la Plaza de Colón, estábamos unidos con el único fin de que las víctimas sigan siendo víctimas y los verdugos asesinos. Que éstos cumplan sus penas en la cárcel y que bajo ningún concepto - y mucho menos por aferrarse a la Moncloa- las víctimas sean moneda de cambio en un proceso indeterminado y que de una puñetera vez se haga justicia. Cabe destacar que, Alcaraz también recordó en su manifiesto final que todavía no se sabe, quienes son los culpables de la matanza de los trenes de Atocha desde hace ya casi dos años.
Después de cualquier acto de esta índole, llega la guerra de cifras. El delegado del gobierno, que ya no sabe ni la tabla del uno, se saca de la manga que ayer fuimos cien mil personas y la Comunidad de Madrid nos calculó entorno a casi el millón y medio. Quitando manipulaciones sectáreas, cínicas y rastreras como la de nuestro querido Constantino, todos los que fuimos ayer desde la República Argentina hasta la Plaza de Colón, estábamos unidos con el único fin de que las víctimas sigan siendo víctimas y los verdugos asesinos. Que éstos cumplan sus penas en la cárcel y que bajo ningún concepto - y mucho menos por aferrarse a la Moncloa- las víctimas sean moneda de cambio en un proceso indeterminado y que de una puñetera vez se haga justicia. Cabe destacar que, Alcaraz también recordó en su manifiesto final que todavía no se sabe, quienes son los culpables de la matanza de los trenes de Atocha desde hace ya casi dos años.
Nuestra democracia tiene mil doscientos muertos a sus espaldas, un millar de personas que por el simple hecho de vivir en libertad o luchar por ésta, han perdido la vida a manos de asesinos y homicidas. Nunca debemos olvidarlos, ya que gracias a ellos nosotros podemos seguir llevando nuestra vida o simplemente, continuar dando golpes a nuestro usado teclado. Por ello, las agujetas, la afonía, la tiritera y el muy posible catarro del día lo vamos a olvidar, y pensaremos que el estar ayer en Madrid sí que valió la pena. Ellos se lo merecían y nosotros no los defraudamos.
Por Chesk