+ Muere un joven...por sólo comer patatas.
Esta pequeña bitácora está más tranquila de lo habitual estos días, entre el bajón de adrenalina después del culebrón de las caricaturas danesas dichosas, y el que Prevost esté fuera de combate esta semana nos ha hecho relajarnos a más de uno. No obstante, el boss volverá en un breve espacio de tiempo y nosotros deberemos recuperarnos de ver cómo se queman embajadas por el mero hecho de hacer dibujos en un papel y sacar nuestra pequeña moraleja de todo esto. La vida es una moraleja, una serie de hechos, un pequeño camino que cada día nos enseña un poco más de nosotros mismos. Tenemos que estar atentos siempre para obtener la conclusión adecuada de cualquier acontecimiento y así no volver a tropezar en la misma piedra otra vez. Si nos descuidamos, comprobaremos que nuestra piedra se ha convertido en pedrusco y que la caída puede ser incluso hasta mortal, como le ha pasado a estos padres británicos:
Parece ser, que este joven inglés se ha ido al cielo por el simple hecho de una mala alimentación. La noticia en sí puede resultar curiosa, rara e incluso disparatada pero no deja de tener un fondo: qué coño ha estado haciendo la familia del chico estos últimos años. Ustedes me dirán que a veces es muy difícil pelear con tus seres queridos, que los hijos dan muchos disgustos - también muchas alegrías- y que más de una vez dan ganas de tirar la toalla y decir la típica frase del "haz lo que te dé la gana", pero lo que es evidente es que a este niño se le tendrían que haber metido las verduras por las orejas hasta que entendiera que con su conducta sólo iba directo a la muerte. En ocasiones, aunque lo más cómodo sea dejar que los de tu entorno actúen según sus impulsos y emociones, permitirles que esquiven la piedra en vez de quitarla del camino o mirar desde el otro lado cómo la gente que quieres se tira al fondo del barranco, tenemos que ser fuertes, dar un alto en ese camino y empezar una lucha por ese objetivo que nos hemos planteado.
Lo más fácil para esos padres fue dejar a su hijo comer patatas hasta la saciedad y ver que la muerte se lo ha llevado al otro barrio. Lo más sencillo es decirle a tu pareja o un amigo que es maravilloso, perfecto y encantador y que nunca comete fallos, o si nos vamos a la política, resulta comodísimo no publicar unas caricaturas y ceder nuestra libertad de expresión para ahorrarnos mirar por la CNN las imágenes de "europeos vuestro final está cerca". Por ello, si queremos a los nuestros e incluso todo lo que nos rodea como en el caso de Eurabia, deberíamos ser fuertes y dar de vez en cuando un grito. A lo mejor, la primera vez nos quedamos afónicos y somos ignorados, pero tal vez a la próxima nos empiecen a escuchar. Todo sea, para no tener que mirar con nuestros propios ojos cómo la piedra que estaba delante nuestra se ha convertido en pedrusco o para no arrepentirnos en un futuro de no haber actuado según nuestra conciencia como en el caso del chico que sólo se alimentaba de patatas.
Por Chesk