+ La realidad económica según Zapatero
En el acto de balance por los cien días de Gobierno, primero, y en la rueda de prensa posterior a la reunión con Rajoy, después, Zapatero ha mostrado el optimismo del que no quiere concebir la realidad. Dice que la economía simplemente flojea, se niega a reconocer la crisis e insiste en el gasto para políticas sociales.
De entre los diez principios que rigen nuestra economía, existe uno y es, precisamente el décimo, el que reza que los economistas deberán enfrentarse a una disyuntiva entre inflación y empleo. Huelgan explicaciones sobre la relación entre ambos porque todos sabemos que, a más empleo, más consumo y, por lo tanto, más inflación.
Sin embargo nos encontramos en una situación peculiar que no se había vivido antes en España por mucho que el burócrata Solbes insista: estanflación. Aumenta el desempleo a la vez que la inflación. Algo insólito y preocupante. Un problema grave añadido a la crisis inmobiliaria, cuyos efectos aún están por ver; al aumento del precio del petróleo o a la desconfianza de los consumidores y empresarios.
Algo hará mal nuestro Gobierno cuando Alemania y Francia crecen mientras España se va a la deriva. Algo no está haciendo bien Solbes cuando el FMI revisa a la baja el crecimiento de España mientras lo hace al alza en el de Estados Unidos y la Zona euro.
Imagen extraída de Periodista Digital
Ahora más que nunca es necesaria una política de austeridad y de contención de gasto. Son necesarios los incentivos a empresas y, sobre todo, a PYMES. Hay que recortar impuestos y no crear nuevos, porque eso implicará problemas a largo plazo.
Sin embargo el discurso de Zapatero se radicaliza en un momento en el que se debe inspirar confianza. Volvemos a oír hablar de esos mensajes trasnochados de poderosos y trabajadores. De clases altas y bajas. Dijo Zapatero el pasado martes que los verdaderos ciudadanos son los trabajadores. Se olvidó mencionar, sin embargo, que los trabajadores son a la vez ciudadanos con familias. Y que las familias están cada vez más endeudadas a causa del encarecimiento de las hipotecas. Es aquí donde Zapatero debería haber entonado el mea culpa por su patética política exterior y comunitaria, pues el retorno al "Corazón de Europa" de Zapatero nos ha regalado una escasa influencia en la UE y en el BCE.
¿Y qué hay de los poderosos? Zapatero rechaza respaldar a los empresarios en los mítines, sin embargo éstos ,los malos de la película, son los que, hasta el momento, han tenido que pagar los 200 euros de esa ayuda de 400 que ZP prometió en campaña.
Y qué decir del cónclave que hoy se reúne en la Moncloa. La creme de la creme de la sociedad empresarial ha sido citada por la Oficina económica para analizar la situación de nuestra economía. ¿Es que Zapatero no confía en Solbes? ¿O es que nadie en el Gobierno tiene una ligera idea de lo que ocurre?
Digan lo que digan hoy los expertos en economía, ZP ya ha declarado que seguirá en sus trece. Y al final ocurrirá lo de siempre.
Volviendo al balance de los cien días me quedo con una frase de ZP, aquella mítica de las políticas de la derecha y de la izquierda progresista. Aunque yo la modificaría para darle un toque realista. Y es que si tuviera la oportunidad de hablar con el Presidente yo le diría que mientras la gran política social de la derecha ha sido la creación de empleo (22% de paro en 1996. 11% en 2004) la única política social de la izquierda es la de gastar los recursos del Estado para pagar los subsidios de desempleo (11% de paro en 2004. 10,4% en 2008.)
Pues la izquierda progresista, en casi cinco años, tan sólo ha sido capaz de rebajar el paro en unas décimas. Y eso que esta era la legislatura del pleno empleo... ¿En qué manos estamos?
Por Valmont