+ Diario de una ninfómana (el cartel)
Es el título de una película que no pensaba ir a ver al cine, ni comentar en este blog, pero que gracias a la última medida moralista -y discrecional- de nuestros madrileños regidores, ahora me atrae. Porque a ellos no les molesta que las marquesinas de los autobuses estén llenas de chicas semidesnudas anunciando ropa, ni la ciudad de carteles que venden violencia de videojuegos u otras películas, pero sí el soporte que anuncia este film.
Un film como tantos otros patrios, simplemente cutre y provocativo. El mama chicho de Telecinco que no nos abandona, pero cuyo derecho a publicitarse es el mismo que el de tantos otros. Y veréis cómo el cartel, que os muestro a continuación, no dista nada de todo lo que vemos en las calles hoy en día:
Toda sociedad necesita un mínimo de regulación, por ejemplo para proteger a los niños que se puedan encontrar ciertas imágenes, tanto sexuales, como violentas, en su vida cotidiana. En tu casa existe el mando a distancia o tienes poder para impedir que tu hijo viva alejado de los contenidos inadecuados, es cierto que en la calle no, vale. Pues podríamos regular los carteles cercanos a colegios, a parques frecuentados por estos, por ejemplo. Pero cuando nos excedemos en el control y la censura los educamos en algo mucho peor, que es vivir alejados del mundo real y prepararlos para ser no adultos libres y con valores, sino siervos en una sociedad, donde para más inri se elige aleatoriamente qué es bueno o qué no.
Está claro que el cartel buscaba provocar, ni arte ni leches. Es sexo explícito. Pero no menos que tantos otros. A otra escala volvemos a encontrarnos con el mismo error que hemos cometido al prohibir la publicidad personalizada o los neones de los comercios pero permitir al mismo tiempo los chirimbolos que a nadie gustan o los saraos en la calle sin son del gusto del político de turno.
¿Merece la pena estar continuamente interviniendo en las vidas ajenas? ¿Nos merece la pena vivir en una burbuja como las tres princesas de los Celtas Cortos?
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Por Prevost
