+ La bilis, la llama, el arquero y la cagada
En UK, como aquí, está de moda entre los políticos acosar al fumador. La última y brillante idea para que no encendamos pitillos es acompañar las cajetillas de infumables fotos de cánceres, pulmones negros y demás historias gore.
La verdad que tiene su gracia y de seguro que más de uno las coleccionará. En mi instituto había un compi cuya carpeta estaba forrada de esquelas del ABC, se puso de moda, como llenarla de pegatinas de chicles -toas las series metidas en los de a duro, ahora comprendéis nuestras caries- o fotos del Super Olé. Yo que era genio y figura me forraba las carpetas y libros con láminas de Gallego y Rey, no veáis el gustazo que era tener a unos visitantes de museo preguntándose si la enorme bota era un Miró o Tapies. - No, un Corcuera.
Si ya no se puede -te impiden*- fumar en ningún sitio, si en algunos te multan por tirar colillas en la calle -pero no cáscaras de pipa- si en otros no es cool, en Gran Bretaña han decidido decantarse por el morbo. Van atrasados respecto a Japón, o Expaña, con esa campaña de hace unos años en la que si un fumador te daba la murga tú tenías derecho a estornudarle, toserle o escupirle encima. Eso los nipones lo han resuelto de una manera más sencilla y ecológica, utilizando al pez arquero como reclamo.
Como cuentan en Fogonazos, el bicho tiene una puntería que te cagas a dos metros, y confundiendo la llama del cigarro con un insecto es capaz de apagártelo (vídeo) a poco que te descuides. Como lo popularicen será divertido ver a los clientes de los restaurantes cagados de miedo, no por los peces globo negligentemente manipulados, sino por los arqueros.
Sigo pensando los arqueólogos del futuro datarán nuestras calles por el número de chicles incrustados en las mismas, y nuestro nivel de libertad por el de fumadores atosigados. En eso derechas e izquierdas del mundo andan unidas. A nadie le dejan ya ser un Hitler pero qué sencillo es convertirse en un hitlerito en sociedades tan adormecidas y orwelianas como las nuestras.
Pero en absoluto nos inquieta a los drogadictos ver la carne viva de una garganta, al fin y al cabo acabará siendo otro coleccionable más, lo que duelen son los impuestos. De hecho cuando ligas en un pub es tema de conversación que te sirve de entremés para hincar más tarde el diente. Te dicen que si se alegran de que fumes, que si están hartas de intolerantes, qué lo que se va en cigarros y ZAS!.....
Si yo fuera británico y apareciera un troncho de nefanda bilis ante mis ojos al agarrar el paquete, no dudaría en acudir con suma elegancia al ministerio de Hacienda, bajarme los pantalones y dejar una elocuente cagada en la puerta del saqueador. Ni llamas ni arqueros ni leches en vinagre, gore para todos, como el café con leche de la transición.
Por Prevost