+ Israel me cae bien/ Oh Jerusalem
Así resumo todo lo que puedo deciros sobre un pequeño estado que cumple 60 años de existencia y acoge a los seres humanos más vilipendiados en los últimos siglos; los judíos. En nuestro país por cierto, tristemente odiados por buena parte de la derecha y por la izquierda en general.
Mi recuerdo desde aquí para el ausente y también igualmente odiado Ariel Sharon. El dirigente de Israel que supo calmar la furia terrorista de algunos palestinos y con el gran -y doloroso para su pueblo- gesto del desalojo de Gaza, revolucionó todo el panorama estableciendo un puente de oro para la Paz. Retiró de allí a las ocho mil familias de colonos devolviendo el territorio a sus legítimos dueños, los palestinos.
A la vez comenzó la construcción del muro israelí que separa su territorio de Cisjordania. Esto redujo los atentados suicidas en cafeterías y autobuses y se acabó así el eterno retorno del paz por territorios porque construir el muro -admito que algunas pequeñas zonas que traspasan la línea verde son ilegales aún- supone reconocer definitivamente la existencia de Palestina y obliga a en un futuro no muy lejano, desalojar también las colonias israelíes en aquella franja.
Recordemos que por sus políticas (y la ausencia de Arafat) la Cisjordania es hoy un mar de la tranquilidad -toquemos madera- distante de las aguas turbulentas que la han caracterizado desde 1967 y una piedra de legitimidad frente a la barbarie y anarquía que asola Gaza, donde los judíos ya no mandan, sólo reciben obuses.
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Pensaba traer un extracto sobre el mejor libro que se ha escrito para entender los orígenes del conflicto y uno de mis preferidos; Oh Jerusalem, de Lapierre y Collins. No he conseguido encontrar nada disponible en la red pero sí me he topado con su película, que desconocía y es de hace dos años. Éste es el trailer:
Cuentan en esta novela histórica las trayectorias de varios implicados en aquellos años entre 1947 y 1949; británicos, árabes o israelíes. Los tejemanejes de los primeros, desubicados, el terrorismo de las facciones extremistas musulmanas y judías (Irgún, Deir Yasin, etc...), las historias de los primeros desplazados de ambos bandos al estallar el conflicto bélico, la Legión árabe, el "Gran Mufti" y su relación con Hitler, las intrigas políticas de Jordania, Siria y Egipto para hacerse con palestina, o el fin de la segunda guerra mundial repitiendo lo que ya se cuenta en Éxodo.
También los esfuerzos de los israelíes por superar el embargo británico para introducir armas para su defensa (extraordinarios los capítulos sobre el transporte entero y deslabazado, y posterior ocultación, de toda una fábrica de munición, la idea de granadas en cajetillas de tabaco o las aventuras por conseguir viejos aviones en Europa del este) , los viajes de Golda Mair por Estados Unidos para recaudar fondos, las dolorosas y particulares historias de palestinos judíos y musulmanes que como en toda guerra se encontraron en medio sin desearlo, los vericuetos diplomáticos de Ben Gurion en la recién nacida ONU y todas las escaramuzas y batallas que se dieron por el territorio y especialmente en Jerusalén.
El título del libro precisamente utiliza Jerusalén, la deseada, la ciudad Santa de judíos, musulmanes y cristianos, para encabezar esta novela histórica que siempre me pareció apasionante:
Salmos 137 (RV60)
1 Junto a los ríos de Babilonia,
Allí nos sentábamos, y aun llorábamos,
Acordándonos de Sion.
2 Sobre los sauces en medio de ella
Colgamos nuestras arpas.
3 Y los que nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos,
Y los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo:
Cantadnos algunos de los cánticos de Sion.
4 ¿Cómo cantaremos cántico de Jehová
En tierra de extraños?
5 Si me olvidare de ti, oh Jerusalén,
Pierda mi diestra su destreza.
6 Mi lengua se pegue a mi paladar,
Si de ti no me acordare;
Si no enalteciere a Jerusalén
Como preferente asunto de mi alegría.
7 Oh Jehová, recuerda contra los hijos de Edom el día de Jerusalén,
Cuando decían: Arrasadla, arrasadla
Hasta los cimientos.
8 Hija de Babilonia la desolada,
Bienaventurado el que te diere el pago
De lo que tú nos hiciste.
9 Dichoso el que tomare y estrellare tus niños
Contra la peña.
Por Prevost