+ Deslocalización, Madrid vs Cataluña, libertad vs nacionalismo
El odio y el frentismo fueron las bazas del PSOE para vencer en las últimas elecciones, táctica que le dio excelentes resultados en Cataluña donde a la par iba acompañada de un marcado carácter nacionalista del Partido socialista. Nacionalismo en el siglo XXI supone restar libertades a los ciudadanos amén de gastar ingentes cantidades de dinero para construir una nación que no se tiene. Eso a un dirigente del PSOE le puede dar lo mismo Mariano Rajoy, a nosotros no.
Se ha presentado el informe sobre la deslocalización de empresas en España -un estudio elaborado por la Fundación Ortega y Gasset- donde se verifica cómo en los últimos cinco años, y debido a este fenómeno inherente a la globalización, en Madrid, tan sólo se ha destruido el 0.2 % del empleo industrial, creando a su vez el 13% del Valor Añadido Bruto industrial de España.
En cambio para Cataluña las cifras marcan un presente y futuro dramático, en la región donde se ha producido el 42 % de todo el desempleo en España. Las grandes empresas todavía desean producir en España, y estarán dispuestas a hacerlo pese a los bajos costes de otros países, pero sólo crearán puestos de trabajo, o mejor dicho, están creándolos, en las regiones punteras. Ser puntero hoy en día significa no agredir constántemente los bolsillos de las industrias. Un españolito medio al que le suben 10 euros la presión fiscal para financiar chorradas no tiene escapatoria, una multinacional sí, sólo ha de cerrar sus naves industriales y largarse. Ser puntero significa no agobiar a las empresas con políticas gravosas no sólo para los ciudadanos, sino también sus empleados y recursos. Años llevan ya dinamitando la economía catalana los nacionalistas -junto con los gobiernos que "dialogan con todos"- gracias a la inmersión linguística, el último triste ejemplo, el acoso de los boinas del nazionalismo a la línea Air Berlín con tal de imponer una lengua que cada día está más muerta por liberticida.
Las empresas no tienen seguridad jurídica, les son impuestas demasiadas cargas económicas y encima todo un reguero de leyes absurdas y decimonónicas, las de Eustaquio y su gran Reich de los payasos catalanes. Mientras esas firmas abandonan Cataluña buscando países emergentes, otras se vienen a Madrid supliendo a las que buscan sueldos ínfimos en otros estados. Mientras que el nazionalismo destruye Cataluña y los empleos de los catalanes, la libertad está manteniendo a flote la economía madrileña y los empleos de los madrileños.
Mientras Comunidad y Ayuntamiento de Madrid incentivan la creación de riqueza, ceden ingentes cantidades de terreno para el desarrollo industrial en una región con bajos impuestos, amplios horarios laborales y una mano de obra de ciudadanos que estudian los idiomas que utilizan cientos de millones de hombres en el mundo, inglés y castellano, en Cataluña los políticos que mantienen a Zapatero en el poder se dedican a acosar y maltratar a las multinacionales que atónitas se preguntan de qué sirve esa imposición linguística del catalán.
El modelo Mariano no es mirar a otro lado, sino ofrecerle a los catalanes la fórmula mágica, el método para que su economía y empleo crezca como en Madrid. Cuando lo hayan comprendido es cuando votarán al PP. Pico y pala Rajoy.
Por Prevost