+ Primarias en el Galileo Galilei
Disculpad pero ayer no pude postear porque estaba en mi sede del PP votando al presidente y candidato de cara a las próximas elecciones generales. Como sabéis, en Expaña hasta hace bien poco eso era imposible. Tanto PSOE como PP establecían internamente acotados y rígidos sistemas de elección que aseguraban una monarquía hereditaria del Poder. Sendas formaciones se llenaban la boca con las palabras ciudadano y democracia pero no podían permitirse una participación de sus afiliados.
El PSOE ya hizo un conato años ha, pero se cargaron al candidato elegido en las urnas y volvieron a la dedocracia, a la dictadura interna. En el PP ni siquiera eso, fue durante el 2008 cuando tras la derrota electoral, y desde varios sectores simultáneamente, de internet al mismo partido, se comenzó a pedir la implantación de elecciones primarias, llegándose incluso a impulsar una enmienda para introducirlas en los estatutos.
Yo acudí al último acto que organizaron aquellos compromisarios del madrileño distrito de Salamanca. El Partido había hecho todo lo posible por acallarlos, añadiendo además todo tipo de trabas para que la enmienda no fuera ojeada por los participantes de aquel congreso de Valencia que algunos catalogaron de búlgaro.
Trillo había desaparecido por arte de birlibirloque, se debió perder con Sofía, y acudieron como repuesto algunos jerifaltes del PP madrileño -por fin, aunque quizá algo tarde- tales que Guemes, Lasquetty y Granados:
En la última aparece junto con Bardisa, de Chamberí. Protagonistas fueron también concejales de Vallecas, Moratalaz, o Villaverde entre otros, además de mi amigo Jose que presentó una enmienda para conocer el sueldo de Arriola o mi amigo Jorge, catalogando la calidad de arañas y el que denominábamos cariñosamente dandy del PP; una especie de elegante marqués del Sotoancho capitalino.
Henríquez de Luna, concejal del distrito de Salamanca, fue el precursor de las primarias por las que hoy en día elegimos a nuestro candidato. Aquella tarde de Junio nos volvió a recordar las bondades de este sistema de elección que nos catapultó a la modernidad:
Y por supuesto no faltaron aquellos hombres del mundo académico que con tanta pasión estaban siguiendo y asesorando a los defensores de las primarias. Constitución y Ley representada en esos Neira, Peralta o Ruiz de las universidades CEU y Complutense.
Hoy no os hablaré del nuevo secretario General del PP. No merece la pena ensuciar la Democracia con la crapulocracia. Simplemente me despido haciendo mía aquella advertencia que con tanto ritmo sonaba en la Princesa prometida:
Mi nombre es Íñigo de Montoya, tú mataste a mi padre, prepárate a morir.
Ríndete, hombre de seis dedos, te tenemos rodeado.
Pd. Y ya de paso, ojea este vídeo:
Por Prevost