+ Los transportistas no son el problema, sino los impuestos

Voy a romper mi segunda lanza a favor de los transportistas, me rechina el que tantos se hayan echado encima de ellos: Desde el gobierno hasta la prensa casi al unísono, aprovechando que el descontento entre la población por los bloqueos ha sido mayúsculo. Lo primero repetir como hice ya el otro día, que éste no un problema sólo de los camioneros que por el precio del petróleo no les compensa apenas salir a trabajar, sino de agricultores y pescadores también, además de una gran masa de ciudadanos que paga caro el combustible, pero pudiendo dejar el coche en casa llegado un punto límite. Los otros no, para dar de comer a sus familias muchos han hipotecado las casas y así comprado el camión, y han de utilizar gasóleo, sí, o sí.

Hubo vacas gordas, los tiempos de los beneficios, el boom que se fue, vale. Pudieron haberlo previsto entonces. Hasta cierto punto porque no veo a un camionero investigando en el área del servicio las bondades del Hidrógeno como sustitutivo del combustible actual, ni ahorrando para pagar la gasolina más barata cuando subiera más adelante. ¿Quién lo hace? Piden ahora ayudas, comprendo su posición y para solventar esta crísis quizá sea razonable bajar un poco el listón de la negociación (hasta ahora el gobierno sólo lo hace con los buques insignia del transporte, no con los demás). De hecho no sería el único gremio que recibe ayuda de papá Estado, comenzando por el cine, bazofia subvencionada a los que pocos atacan pese a que sí se llevan nuestro dinero para negocios privados no necesarios, o no tan necesarios. Pero por otro lado debemos entender que la solución no estará en ayudarles a sobrevivir, que deberá hacer el gobierno si lo estima conveniente para asegurar la estabilidad del país, sino analizar y cambiar un modelo que se estrella, irremediablemente.

Como dije, agricultores y pescadores están machacados también, esto no es un hecho aislado. Me gusta cómo enfoca Valín todo, de los pocos que están acudiendo al meollo de la cuestión:

Estos días hemos oído la negativa del Gobierno a rebajar los impuestos a los combustibles. Solución que habría sido la más fácil y transparente para todos, tanto para empresarios como para trabajadores y ciudadanos. Las razones que han esgrimido los gobernantes para negarse a la rebaja fiscal han sido básicamente técnicas, pero también económicas. Hace dos semanas ocurrió lo mismo en Francia cuando Nicolás Sarkozy planteó suspender el IVA a los carburantes. Bruselas calificó las declaraciones de "error" y la propuesta se guardó en un cajón.

Con esta crisis estamos viendo que los estados, al no necesitar nuestro plebiscito para nada, se sacan la máscara comportándose como unos tiranos. Curiosamente, los que viven de la economía privada hacen todo lo contrario apretándose el cinturón y así podernos servir. ¿No sería más razonable, en la lógica actual, que fuesen los gobiernos y no las empresas los más comprensivos y flexibles con el ciudadano? Es decir, que recortasen costes, partidas innecesarias y de escaso valor para el ciudadano. En este panorama no tiene demasiado sentido pagar a actores ociosos que viven de cánones privado-estatales, empresas que están fuera del mercado y sólo se alimentan de subvenciones, tiranos de otros países o lobbies. El Gobierno también tendría que hacer una reducción de costes interno como todas las empresas en estado de crisis. Parece haber olvidado todo el mundo que el Estado no es un fin, sino un medio y muy poco eficiente a la luz de los acontecimientos.

Hoy hay un problema que pasará pero rebrotará, el parche necesario es contentar a los gremios parcialmente, pero la solución es reducir gastos, reducir impuestos, e incentivar la iniciativa privada. A menos tasas que pagar, más negocio que hacer, a más negocio y nivel de vida, más empleo, riqueza, y dinero con el que afrontar los momentos duros para por ejemplo, poder pagar un petróleo que sube por las nubes.

El ático de Bermejo son unos cuantos depósitos de combustible, las reformas de la Moncloa, otros tantos, los 400 millones que Expaña donará contra el hambre después de ser una de las causantes por patrocinar el engendro de los biocombustibles destrozando agua y alimentos, otro. Las citadas ayudas al cine, más. Así podríamos seguir. Dinero que no genera dinero, que se pierde y que se le quita a los ciudadanos, incluidos los transportistas, que ni son criminales, ni los primeros en demandar teta del estado.

El cambio requiere dos agentes. Una sociedad mentalizada, a la que se le expliquen los defectos del sistema, y unos políticos valientes que acometan las reformas. Lo adelanté, Rajoy debería estar con los transportistas, pegado a ellos, para darles calor y una solución, pero también esperanza. Al igual que los ciclos económicos, pienso los hay políticos, o al menos van en paralelo, ya es hora de que se presente una verdadera alternativa.

Alternativa que no pasa por un lasallesco y oportunista "el gobierno lo hace mal y yo os daré más dinero", sino por el "yo reduciré gastos e impuestos", yo "transformaré el sistema", yo os daré la libertad, porque ésta genera riqueza.

Por Prevost