+ Ha fallecido un maestro: Jaime Campmany
Hoy me he levantado con esta triste nueva. La verdad, que triste, triste, no. Me suele ocurrir que al pensar en don Jaime Campmany me viene una sonrisa instantánea, y ahora muerto lo mismo. Porque sus columnas eran de humor. Describir y opinar sobre el panorama nacional de esta guisa.
Vaya noticia para comenzar el día. Hemos perdido uno de los grandes, un literato metido a periodista que narró como nadie la escena española desde hace décadas, bueno, más que literato en sí, poeta. Yo lo vengo leyendo desde pequeño, y en mi casa recuerdo que más que hablar de política, comentábamos las columnas del maestro murciano; su humor, su dominio de la palabra y la música de sus líneas...Su maestro Occhipinti, Yáñez, el gafe de la Bética, (Antonio Burgos lo llamaba "Ñañe") o cuando disponía su columna a modo de verso en "ca" (esto no estoy seguro si se llamaba así). Y cómo no, sus citas constantes al tratado de la Jetattura. Especialmente hilarante resultaba comentando los pelotazos de Felipón o cuando adjetivaba hasta el infinito estirando a más no poder su enorme conocimiento del castellano cualquier situación, persona o cualidad. Me quedo con lo de monflorita, y no sigo.
EDITO: Eran versos de "cabo roto", y por Libertad Digital me entero de que los últimos los dedicó a la ministrade inkultura del Rodríquez:
"Yo creo que el único salmantino que no estaba allí es Jesús Caldera, que quizá estuviese entretenido velando su propio cadáver, ese que puso tendido junto al Tormes para detener a los que quieren trocear el Archivo de la Guerra Civil y darle un pedazo al Carod Rovira o como se llame ese catalán de pacotilla. Lo ratifica constantemente la ministra fraila. Yo lo he puesto en versos de cabo roto. Dará doña Carmen Cál- la ministra de Incultú-, el Archivo a Catalú-, quiera o no quiera el alcál-. Lo dará, además, de bál-, pues así Carod-Roví- podrá tener un Archí- con recuerdos de la gué- que hubo en un país pequé- cuajado de españolí-".
Aprendamos de él, debemos reirnos de la actualidad, ésa es la fórmula.
Nada más y nada menos que hemos convivido con todo un Quevedo del siglo XX. Los que no hayan tenido la suerte de poder disfrutar de sus escritos, existen recopilaciones de muchos artículos en varios libros.
He tirado de Google para condensar aquí su obra:
Libros recopilatorios de sus columnas: "Cartas batuecas", "Crónica del Guerra", "Doy mi palabra"
Anécdotas y epigramas: "El jardín de las víboras"
Retratos de personajes: "El Callejón del Gato"
Poesía: "Alerce", "Lo fugitivo permanece", "El libro de los romances", "Segundo libro de romances", "El rey en bolas y otros romances"
Narrativa: "Jinojito el lila", "El pecado de los dioses", "La mitad de una mariposa" y "El abrazo del agua"–. Ha estrenado en el Teatro Español una adaptación de "Marta la piadosa" de Tirso de Molina y una traducción, en colaboración con su hija Laura, de "Cyrano de Bergerac".
Descanse en Paz, maestro, y sobre todo, insúflenos talante y humor desde las alturas celestiales. Ya no sufrirá más al gafe de la Bética. ¿Qué será ahora de los Luca aVOCENTadOs sin usted y Ussía? Triste destino.
Por Prevost