+ Otra vez de Cumbre
Así que en Noviembre nos vamos otra vez de Cumbre, a la Academia Naval de Annapolis, en Maryland, donde entre canapés y jijijajás forzados se quiere emitir otra propuesta de paz para Oriente Medio con quienes piden un Estado sin haber aceptado nunca una propuesta , sin haber creado unas bases institucionales y de convivencia para ello, con el terrorismo a sus anchas, con la Jihad y el odio como asignatura escolar y con la Gaza que se les dio a lo tonto convertida en una terroristocracia. Unos porque tienen marrones en Iraq, otros porque los tienen en el banquillo, otros con buena voluntad, otros porque lo quieren todo, etcétera etcétera, todos de nuevo a la Cumbre.
Y ya conocerán ustedes el gallinero de propuestas que se ha montado con eso de resolver de una vez por todas y corriendo el eterno conflicto árabe israelí. Eli Ishai del Shas, que si convertir la Cumbre en una Cumbre económica para que los "palestinos" miren hacia el lado práctico, Barak que si seguir en Judea y Samaria, Olmert que si retirarse, que si entregar esto, lo otro, o lo de más allá.
Sobre el esbozo, la parte judía pierde, como siempre. Dividir Jerusalem es la propuesta estrella que Olmert ahora apoya -pero antes repudiaba- y la mayoría rechaza: la Capital eterna judía dividida entre la democracia y la teocracia islámica. En la Ciudad Antigua, el Barrio Armenio y el Barrio Judío para Israel; el musulmán y el cristiano, para el Estado Palestino. O algo así. Y luego el resto de barrios, a repartir. Y los Lugares Sagrados, que no. Unos planes entreguistas que despreció Arafat en su momento porque ya tenía la Segunda Intifada preparada antes de hacer las maletas para Camp David. Y en una Jerusalem en la que se han dejado crear proyectos de construcción ilegales apoyados por países árabes sin decir ni mu.
Y que pasará en Noviembre, si es que se redacta algo, se pregunta todo el mundo que piensa un poco en este tema. Pues el talantudo de Abu Mazen ya nos da una pista avisando por los micros de que ir a Annapolis para nada, es tontería. O sea, que o bien se firman los acuerdos, con lo cual se entrega una porción de Jerusalem y los territorios a manos de jihadistas y queda el país fracturado y debilitado sin ser reconocido el derecho a su capital al Estado Judío, o bien los árabes pedirán unas condiciones imposibles de cumplir, harán un corte de mangas en el momento crítico y todo el mundo a casita sin fotografía. Y ninguna de las dos opciones tiene pinta de ser de paz.
Por Cruzcampo