+ Despedida
Pues fueron más de dos años compartiendo página en Cómo ser de derechas y no morir en el intento, tecleando sobre lo cercano y también lo lejano, procurando no volverme loco con monotemas, que no es cosa fácil. Y acompañando a este buen blogger y amigo, Prevost, que un día salió del armario ideológico y animó a todos a lanzarse a escribir, y confió en mí para compartir su trayecto. Y con su simpatía y entusiasmo ayudó mucho a crecer a esta blogosfera.
Y dicen que todo llega, pero es mentira. Todo no. Lo que sí llega siempre es ese momento en que uno debe mover alguna ficha por difícil que sea, y creo, con el permiso de Prevost, que hoy me toca a mí moverla y hacer mi último post en este blog crispador donde lo he pasado tan bien contando tantas cosas. Y me toca porque no quiero eternizarme ni apalancarme en este sitio vertiginoso, con lo lento que yo soy y lo mucho que me lo pienso. Y porque lo bueno si breve, pues eso, por una cosa y otra, mas problemas de circuitos que tardan en repararse, creo que mi tiempo aquí ya se ha cumplido y debe ser así, las etapas pasan y hay que dejarlas pasar.
Espero ser testigo de muchos más éxitos para este rincón cibernético, y de muchas cosas buenas para su dueño, especialmente que se cumplan sus sueños y siga siendo libre y fiel a sus ideas. Queda pendiente esa paliza nada más aterrizar en Barajas y ese salto purificador desde los peñascos de la Reserva Hualapai.
Y deseo lo mejor a Valmont y Lawrence, tan buenos cobloggeros. Y a los lectores que me han seguido, (o no) - y que muchos de sus blogs leo a menudo- , les doy las gracias porque fue un placer escribir aquí y disfrutar de su compañía.
Por cierto a los que me han preguntado si voy a continuar blogueando, lo cierto es que ya hay muchos bloggers, mucha información y mucha temática, y hay que echarle muchos ánimos. Pero si continúo definitivamente, siempre lo anotaré todo en mi perfil de blogger.
Gracias de nuevo a todos y especialmente a Prevost. Shalom. Un abrazo fuerte, mucha felicidad y masajes tailandeses, y hasta siempre.
Samuel
Por Cruzcampo