+ Isolationism/Ron Paul, por Iracundo y Neoconomicón
Isidoro Lamas vuelve a demostrar por qué nos tiene a muchos encadilados. Si no fuera por su firme devaneo con UPD era para levantarle un templo. En este caso no lo traigo a colación de la rebelión de los iracundos aunque ha mucho de ver, y es que afiló su teclado para regalarnos un excelso post en su blog sobre política internacional y las graves consecuencias para todos si gobernara en EEUU el señor Ron Paul. Cosa harto difícil por cierto.
Porqué Ron Paul se equivoca:
El imperialismo de EEUU supone el imperio de esa Justicia que según George Washington aconseja a los norteamericanos hacer la paz o la guerra. Lo cual no implica que EEUU deban atacar a todos los estados y potencias regionales que desprecian los derechos del hombre y desafían a la democracia. No debe operarse con imprudencia pero hay grandes regiones del mundo que reclaman una implicación norteamericana: una implicación que no sería tan costosa como beneficiosos sus frutos en términos no sólo de seguridad a medio/largo plazo sino incluso en términos económicos (Corea, Alemania y Japón son ejemplo más que suficiente de esto). Lo que sí es exigible es hostilizar a esos estados y potencias contrarias a la civilización, a la libertad, promoviendo en todo momento su caída, su reforma.
Como en el caso de la fenecida URSS el camino no es implicar a esos estados corruptos y criminales en las relaciones internacionales sino derrotarles en el plano moral a través de la promoción sistemática de su ilegitimidad, tal como hiciera Reagan con el comunismo. Así que no, caballeros, el basar en ideales la política exterior no debe confundirse con voluntarismo internacionalista que pretenda que las palabras "cautiven a los hechos" ni con el suicidio de declararle la guerra a todos nuestros enemigos.
Y no puedo dejar de citar al Neoconomicón, que siendo como afirma feo, gótico y sentimental (no, almalio no!) nos trae siempre excelentes posts, en este caso Epitafio para un candidato:
Un mundo del que se retraiga la presencia americana no será, opinen lo que opinen los antisistema de izquierda o derecha, un mundo más seguro ni más favorable al comercio y a la extensión de mercados libres. El crudo aislacionismo de Ron Paul tiene, pese a sus cansinas invocaciones a la Constitución y los Padres Fundadores, poco que ver con la opción política viable y sensata de una joven república ultramarina, y mucho con el trasplante de la utopía anarquista de mercado que pretende la abolición de la política a la escena internacional. Esta huida de la realidad que representaría la abolición siquiera simbólica de la geopolítica, tendría consecuencias de una gravedad difícil de evaluar para Europa, los países emergentes y, antes o después, la propia América.
Por Prevost