+ Dilemas de Gregorio Luri
He recibido una carta del Institut d’Estudis Catalans que me ha dejado perplejo. Se me comunica en ella que el Consell Permanent de l’Institut d’Estudis Catalans quiere apoyar la campaña que han puesto en marcha Jordi Pujol, Pasqual Maragall y los abades de Montserrat y Poblet “a consecuencia de que la entidad ciudadana Acció Cultural del País Valencià (ACPV) ha sido multada por el actual gobierno valenciano con 300.000 euros por haberse opuesto al cierre de repetidores de TV3”. Como el Institut considera que se encuentra ante un atentado contra “la libertad de expresión, la pluralidad informativa y la normalización de la lengua catalana”, ha decidido tomar partido cobrándole a cada socio 10 euros para contribuir al pago de la multa a ACPV.
Pero atención a esta joya de la misiva: “Para garantizar la confidencialidad de vuestros datos, este importe os será cobrado en un próximo recibo (…) excepto que exprese su deseo contrario antes del 11 de febrero”. Si quiero expresar el deseo contrario he de dar mis datos personales para que, obviamente, sepan quien no quiere solidarizarse con una causa tan noble y patriótica. Es la manera que tienen los señores del IEC de garantizar mi confidencialidad.
Frente a esta actitud del Institut d'Estudis Catalans me parece del todo irrelevante cuál sea mi posición respecto al cierre de los repetidores de TV3 y la multa a ACPV.
Yo creía que estas cosas no pasaban en Cataluña.
En el café de Ocata no todo iba a ser trascendental...
Por Prevost