+ La unión de nuestros corazones, la forja de la Libertad
Leyendo a Eduardo Robredo veo que le ha llegado un meme que me parece interesante y divertido:
Escribid un discurso para un candidato. Me da igual para quién; si es para vuestro candidato mejor. Seguid el modelo de duración de la era Youtube; de cuatro a siete minutos (cinco o seis párrafos), apto para ser televisado y que tenga el tono inspirador, épico y magnífico que echáis de menos en España. Tiene que ser siguiendo las líneas de campaña de los candidatos (es decir, que si Zapatero lo quiere usar, pueda hacerlo), así que nada de ideas absurdas.
Lo ha dejado abierto, así que me lo apropio y os invito a idear vuestro propio discurso en los respectivos blogs o en los comentarios de esta entrada. Evidentemente elijo a Mariano Rajoy para el mío.
Queridos conciudadanos:
¿No queda ya esperanza? ¿Es que acaso ya vuestros corazones han dejado de latir? Muchos nos han intentado vender que los recortes de libertades forman parte de la normalidad, que la imposición de impuestos y ocurrencias de quien nos gobierna, otro tanto, nos dijeron que los españoles estábamos locos cuando denunciamos las cesiones a ETA o el inhumano acoso al que se había sometido a las víctimas. Que en resumen, el único camino para la convivencia pasa por el aplastamiento de los derechos y las almas ajenas. Desean imponer un sociedad fría, falta de valores y alejada de las personas a las que pretenden dormir, aletargar, dejar inertes. Esos nos dicen que esto es normal.
Otros tantos nos dijeron que abominaban de la política, que todo estaba perdido. Algunos regresaron al calor del hogar para ahogar las penas a solas, y otros creyeron encontrar un respiro en líderes que podían ser honorables al no estar contaminados por la política actual pero cuyas posibilidades de gobernar este país son nulas.
Pero yo os digo que la esperanza de una sociedad, nuestro anhelo, no se viene abajo ante la calidad de los líderes de hoy o lo desalentador que pueda parecer el presente. El fin de esta Democracia sólo llegará cuando los ciudadanos de bien bajen sus hombros, agachen la cabeza, y se den por vencidos optando por la huida o el suicidio político que supone la abstención en todas sus variantes.
Yo sé que no es así porque mientras quede un solo hombre libre, mientras un solo español mantenga su ilusión de libertad y un voto en la mano, esto va a cambiar.
Pero es que no es un solo, somos millones de las más diferentes ideologías los que año tras año ya hemos decidido salir de nuestro letargo y afirmar rotundamente que unidos lograremos nuestro anhelo. Y no somos los primeros en lograr la gesta de enderezar una sociedad y sacarla adelante de su adormecimiento. La historia de nuestro país y de las democracias está plagada de grandes gestas acometidas por la unión de muchos hombres y mujeres que sólo contaban consigo mismos pero cuyo interés común cambió el rumbo de los acontecimientos.
No os prometo convertirme en ese super hombre con el que todos hemos soñado cuando a la mente nos sobreviene la aspiración del líder ideal. Quien lo hiciera, o faltaba a la verdad, o simplemente deseaba instalarse con vosotros en esa ensoñación. Ejemplos tenemos demasiados, y sólo hay que pensar en ese presidente que se mira al espejo mientras todo esto sucede. Tampoco os prometo por arte de magia recuperar el tiempo que se ha perdido hasta ahora ni convertir de la noche a la mañana el negro en blanco, el gris en color.
Sí os prometo mi compromiso, mi tenacidad y las palmas de mi mano abiertas de par en par para recoger vuestra necesaria ayuda y así juntos emprender el camino deseado, depositando un lienzo sobre la desolación actual con el que entre todos dibujaremos el futuro que ya nos espera impaciente en las urnas.
Un futuro que es posible y que ya llega, un futuro que una vez más vuelve a pasar por nuestra determinación, por el deseo de prosperidad de los hombres libres.
Por Prevost