+ Promoviendo el terrorismo callejero en Público
Que la izquierda española justifica la violencia en base a la reacción de los marginales y "pobres" frente al "injusto" sistema de las democracias liberales no es nada nuevo. Que ya os he hablado otras veces de cómo la extrema izquierda, ésa que lee Público, se referencia en Escolar junior o es amparada por los habituales socios del PSOE, digo, afirme sin ambages que la violencia es una herramienta más de lucha política, no es nada nuevo.
Sí lo es encontrarse uno por la mañana con un artículo cuasi filo-terrorista de Javier Ortiz, donde afirma que los griegos que han quemado media ciudad provocando el miedo y destrucción de los bienes de los ciudadanos atenienses, es algo lógico, y va más allá, sosteniendo un "derecho a rebelarse" como hicieran los de Mayo del 68 cuando quemaron coches, toda una loa a la violencia:
Cabe entender la democracia como un sistema en virtud del cual cada tantos años se convocan elecciones para que se disputen los escaños del parlamento los partidos políticos que cuentan con el dinero necesario para hacerse oír. Si la democracia es eso, Grecia es una democracia. Pero, urnas aparte, la política griega pertenece al reino de la corrupción, el nepotismo y la desatención de las necesidades populares más elementales: educación, sanidad, infraestructuras, medio ambiente…
La clase dominante griega ha logrado que muy buena parte de la población de su país, joven y menos joven, esté harta de cómo la tratan. Porque no ve cómo arreglárselas para vivir. Y, como está desesperada, se rebela. Tiene derecho a rebelarse.
Los cazurros que reventaron el otro día el centro de Madrid son parias de la M-30 sí; los yihadistas son los pobres del mundo oprimidos por el imperialismo, los rebana cuellos de Pol Pot, enajenados indígenas, los de ETA corajudos gudaris, y el que robaba jamones en Barcelona todo un mito del ecologismo contemporáneo...
Y Javier Ortiz un tarado retrógrado que legitima la violencia, con su jefe Escolar relamiéndose porque artículos como éste le darán más lectores de ésos que a él tanto le gustan.
Qué triste!
Por Prevost