+ Una Madrid feliz
El nuevo secretario general de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, dijo en su discurso de 'investidura' que su propósito político final es hacer feliz a la gente. Me recordó a Lenin, al comunismo en general, que, tras el paso previo de la dictadura del proletariado, imaginó una sociedad completamente feliz, con el resultado por todos conocido. Pero Tomás Gómez se parece poco a Lenin. Me gusta de él que es economista y que viste traje con camisa de gemelos.
Los gemelos son un detalle trascendental. Son un genuino símbolo burgués, que denota un cierto gusto por la estética, con el sacrificio correspondiente. También luce corbata, que no está nada mal en un socialista de pueblo, y roja, como la de Emilio Botín. O sea que es un chico que puede prometer. Lo que no me gusta es lo de la felicidad. La felicidad no existe en el sentido estructural, permanente.
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Lo que me parece importante tener claro es que, dada la dificultad del fenómeno, lo mejor es que los políticos no manoseen la felicidad y, sobre todo, que se abstengan de procurarla por la vía impositiva, que es la única vía que entienden los políticos. ¿No les parece?
Magnífico Belloso -as usual-
¿Es usted feliz? ¿Cree que el Estado debe procurar su felicidad?
Por Prevost