+ Habla el profesor Neira
Amanece la entrevista en el dominical de El País. Y qué gusto da comprobar que los argumentos toda una figura de la lucha contra la violencia de género como es él, no se parecen en nada a los de esos descerebrados progres o feministas iracundas - Maestre las cataloga de feminazis- que pisotean el estado de derecho y al individuo.
Un aguerrido republicanista liberal, activista por las primarias en el PP y asiduo del actual Ateneo de Madrid no puede entender la igualdad como lo hacen aquellos vulneradores de los derechos fundamentales:
Esa deferencia tampoco supone una ultraprotección, ¿o sí? Sería infantilizarlo todo.
Veámoslo como queramos. La deferencia también puede ser un trato educado. Y el respeto a la libertad del otro. Porque si uno no reconoce en el otro la misma condición, si no se reconoce a un ser humano libre e independiente, estamos ante un problema gravísimo en el que se ha roto el hilo finísimo de la humanidad. No se ve en el otro a uno mismo, sino a un objeto. No vemos a una persona sin libertad, porque ha quedado reducido a algo que no es humano, y por tanto, a un objeto de maltrato. Nadie que reconozca en otro a un ser humano se va a atrever a atentar contra él. Y no por pautas impuestas por el exterior, sino motu proprio, que es el mecanismo más sólido.
Ahora trabajará para los madrileños ejerciendo el cargo que le ha ofrecido Esperanza Aguirre. Esperemos que a este gentleman de ideas y razones el Poder no lo malogre demasié porque ya sabemos lo que suele ocurrir con todo liberal que gobierna en socialdemocracia. Casi me quedo con una de sus afirmaciones finales, hila fino: "La Libertad nos hace Libres, pero también pobres y desdichados"...
¿Para qué volver allí entonces? [A la Complutense]
Porque es mi vocación. Porque me gusta enseñar y siempre me he preparado para dar clase. Me cortaron el cuello en la época de Rafael Puyol. Pagué mi independencia. Estaba a la intemperie. Yo he sido independiente incluso ante los míos. Jamás pedí nada, ni estuve en ningún chanchullo. La libertad nos hace libres, pero también pobres y desdichados. Con la independencia pasa lo mismo: el bolsillo se achica y la adversidad se agranda.
Por Prevost