+ Coca Cola y Hayek, o mejor cómo huir del Reichstag
LLevo dos días sin postear, inaudito, cierto. Y volviendo a copiar los dichos juanescos; no es hecho que os haya de matar, sospecho. Aún así siento remordimientos cuando he pasado por delante de una computadora conectada a la Red y no he escrito nada.
¿Sentimiento de culpa? Puede ser. Ya hay muchas reglas en la red para evitar perder lectores de tu blog, o ganarlos a ellos, o visitas al menos. Pero nunca las he seguido, al menos al pié de la letra, porque reconozco mi egoismo, el blog lo escribo porque sí, y para mí. ¿Qué's ese mí? Quizá sean muchas cosas y algunas más filantrópicas que el simple ego, pero lo cierto es que esto me hace evitar encadenarme a ciertas etiquetas, aunque eso me cueste perder clientela.
Que tampoco es que se pierda, jeje, pero no me trae dolores de cabeza, ni por supuesto los de tupé cerebral o los Corcuera bis, pero sí remordimiento llega (estilo Yoda) cuando no posteo y sé con certeza que muchos pasais por aquí a ver si hay entradas nuevas, o rogando que Prevost por fin traiga una novedosa. Bueno, tambien acuden aquí los "otros" buscando carnaza, traen mono, esperando a que Prev asome la cabeza por la trinchera para charlar o disparar, nunca se sabe, pero siempre con palabras y/o/u/sin insultos, a veces, que es lo atractivo de internet...Las armas nos entran por el cable, tan estrecho como la gris de ZP.
En fin, que dos días, dos párrafos. Dentro de ná me voy de vacaciones no merecidas a la playa, ya os avisaré de ello, o como mínimo veréis la ya típica imagen que suelo postear de López Vázquez mirando lascivamente a una jai sueca en la playa. Hasta entonces estaré más activo, palabra de despalabrado, y mientras, os recomiendo un blog que llevo leyendo tres o cuatro días y ya me tiene enganchado.
Por eso lo del título, Una máquina de Coca Cola en el Reichstag. Lo escribe Eduardo Robredo Zugasti y os aseguro que los artículos merecen la pena. Porque son articulos y largos, ni post ni entradas ( :p ), aunque tengan hipervínculos, pero se dejan leer, vamos que si se dejan leer, ese blog es altamente recomendable, y además es sólo uno al día.
Cuando hablamos de «servidumbre», evocando el título de Federico Hayek, nos referimos a un proceso de pérdida objetiva (nada metafísica, por tanto) de libertades individuales y económicas proporcional al aumento de los poderes políticos y de lo que sería conveniente llamar «nuevos monopolios culturales».
Hasta mañana, o buenos días si ya estais dormiditos, que yo me voy con Hommer y Ned Flanders de cañas.
Por Prevost