+ ¿Decadencia o supervivencia? Tú eliges
Cuando la dedicación máxima de un Gobierno radica en la utopía y sin querer mirar a la realidad permanece en la profunda enajenación pueden ocurrir varias cosas. Una de ellas es que la sociedad se hunda con el Gobierno, comportando esto el fin de una nación y sometiéndose el conjunto del Estado a los errores de un partido político. Pero otra bien distinta es que la sociedad abra los ojos, despierte y se percate de que el Gobierno no va ofrecerles protección ante la indefensión a la que se ven sometidos, y cuya máxima es paz por inseguridad y sumisión a la delincuencia.
Hablando de la decadencia de las sociedades expresaba en los años 50 el presentador de la CBS y látigo del senador McCarthy, Edward R. Murrow, el peligro que corremos al vivir en una "sociedad opulenta, acomodada y autocomplaciente". Decía seguidamente en su discurso que "adolecemos de una alergia innata a la información que nos perturba. Los medios son un reflejo de esta situación. (...) La televisión está enfocada básicamente para distraernos, engañarnos, entretenernos y aislarnos"
Lejos de convertir a Edward R. Murrow en un profeta sí que hay que reconocer que fue un visionario, y ante los agravios de Gobiernos como el español vemos como gran parte de la sociedad se muestra impasible, como si de una masa de carne inerte se tratara, ante los grandes problemas que hoy nos ocupan.
Pero como he dicho anteriormente, las sociedades al final despiertan, aunque normalmente lo hacen tarde y cuando el remedio comporta medidas drásticas como las que vivimos actualmente en Alcorcón.
Es cierto que nuestra legislación prohíbe expresamente la autotutela exceptuando tres casos entre los que se encuentran las manifestaciones; es por ello que el Gobierno se reserva la acción represiva mediante los cuerpos y fuerzas de seguridad para hacer prevalecer la ley y el orden. Pero, ¿qué ocurre cuando el Gobierno ha dejado de lado a todo un país para dedicarse exclusivamente a sus intereses partidistas? ¿Qué hacer cuando el Gobierno da chivatazos a los terroristas de Segi para que puedan escapar mientras olvida que en las calles la delincuencia crece? ¿Qué hacer cuando el partido en el Gobierno ha convertido su ideario en dogma y su partido en secta nacional?
Sobre el papel los ciudadanos de Alcorcón quizá estén cometiendo vandalismo al perseguir a la banda de Latin Kings que desde hace ya tiempo extorsiona, roba y se aprovecha de la buena fe de los vecinos. Pero fuera del papel los alcorcoleños no hacen sino más que defender sus intereses y su integridad dentro de la ciudad.
Cuando Fernando VII vendió España a los franceses, los españoles supimos defendernos solos de la invasión de José Bonaparte. Ni los poderosos ejércitos de Francia pudieron someter a un pueblo que, como el español, en momentos trágicos y difíciles sabe estar a la altura. Pero si un problema hemos tenido siempre es esa falta de previsión que, con un cierto grado de ingenuidad, nos ha llevado a situaciones extremas en las que la única solución ha sido luchar por la propia supervivencia.
Tomemos cartas en el asunto antes de que sea tarde. Dejemos las salsas rosas para los ingenuos y eduquemos, pero no como no dentro del odio como predica la izquierda, sino con valores y sentido común.
Aprendamos que la sociedad somos nosotros y que nosotros somos el Estado, no un partido político u otro. Aprendamos que los Gobiernos existen gracias a nosotros, y que de nosotros depende que se nos gobierne con dedicación y respeto o, por otro lado, que de ahí surja un monstruo que termine equiparando a ciudadanos y asesinos.
Actuemos en nuestra intimidad y en sociedad, pero sobre todo no convirtamos a Edward R. Murrow en un profeta.
¿Esta es la sociedad que queremos?
Por Valmont