+ Irán , échanos al mar
Somos nucleares. Y somos peligrosos. Y vamos a hacer más centrifugadoras, oigan ustedes . Así ladraba el otro día uno de los dobermans más rabiosos que ha producido el mundo chiíta, el iraní Amadinejad, linchaniños experto en el campo del graznido contra el infiel.
Porque seamos serios. ¿Quién iba a reparar en la existencia de este gilipollas si no se pasara todo el día amenazando al personal? Es más, ¿quién iba a reparar en la existencia de la religión mahometana, de no disponer de una nutrida punta de salvajes todo el día desde hace siglos dando por culo a Occidente y a sus propios disidentes?
Y probablemente ustedes, antiliberales y zerolistas, ustedes que sacaron y/o aplaudieron en su día la pancarta con la frase “Iran , échalos al mar”, se creen muy listos y se alivian pensando que se trata de una rebeldía, de una forma de defenderse contra el gigante yankee y sionista y de su molesta, muy molesta teocracia global. Que se trata del derecho a tener su racioncita de poderío nuclear y todo eso. Ole. Seguro que ustedes sienten una secretilla simpatía ( a prudente distancia) por el bando ese que le planta sus cojones al Imperio de la Hamburguesa, y defiende sus creencias, su modo de vida respetabilísimo, y su forma de ser él mismo mismamente.
Pero Mamud Amadinejad no quiere su poder nuclear para defender frente a USA la cultura de ahorcamiento a niñas casquivanas y chavalillos con ramalazo, justo dentro de sus fronteras. Sino para defenderlo también fuera de ellas. Para hacer la Yihad sin ser tocado. Para armar a Hizbollah, para ayudar a Syria en los escabechinamientos iraquíes, para formar terroristas y colocarlos cerca de sus casas, para actuar en socavamiento sin que Europa pueda o quiera reaccionar. Para medir la debilidad del mundo que le rodea.
Tal vez a la juventud persa con ganas de progreso le importe algo la asfixia de un bloqueo o una falta de inversiones, no como al ayatollah o a los diplomatas que bailan su música, que eso les importa un carajo. Y tal vez le planten cara algún día.
Porque si eso no ocurre y tenemos que esperar a que Occidente reaccione, Irán podrá ir echándonos al mar a muchos poco a poco casi sin enterarnos, como pedían ustedes en su progresista pancarta.
Pero entonces aprendan a nadar, pobres capullos, porque tengan seguro que irán detrás de cabeza al agua.
Por Cruzcampo