+ Nuestro mas sincero pesame al rojerio: Saddam ha muerto
No quiero dejar pasar los dias sin expresar nuestro pesame a los rojelios, especialmente los que pululan por aqui, en un momento de tanta pesadumbre y pena para ellos.
Que forma mas triste de terminar el 2006: Saddam Hussein, ejecutado. Ejecutado de manera brutal y humillante, como solo la morisma sabe hacer. Con los verdugos regodeandose en su muerte y un video para que el resto del planeta pudiera contemplarlo.
Una de las mejores cosas sobre la ejecucion de Saddam es que fuera ejecutado en Iraq. Solo los musulmanes tienen el grado de barbarie suficiente para hacer justicia a un individuo asi. Y lo mejor, es que el rojerio no puede berrear mucho --ya se sabe que el multiculturalismo justifica hacer el bestia siempre que se lleve un harapo anudado a la cabeza.
Aun asi, no deja de tener gracia leer las pajas mentales del rojerio mediatico sobre la ejecucion. El poco independiente The Independent dedicaba un editorial contra la ejecucion y lanzaba un alegato contra la pena de muerte. No solo es que sea ridicula tanta preocupacion por la pena capital en un pais donde el Islam se ha cepillado el año pasado mas de 16000 tios, y han muerto violentamente 2 millones de personas en 25 años. Es que hay un problema que los giliprogres no aciertan a ver: el Coran propugna la pena de muerte, y los moritos, lo aplican. Jejeje, el propio libro sagrado de la religion de la paz y el amor, les ha amargado las uvas al rojerio.
Y lo peor de todo, tan triste noticia, les ha aguado al rojerio la alegria de la muerte de Pinochet --uno de los pocos dictadores que levanta las antipatias del rojerio, quiza porque el regimen pinochetista no era lo suficientemente sanguinario para su gusto, una minucia comparado con la Cuba Castrista, el Irak de Saddam, China, la Union Sovietica, o la II Republica Española. Seguro que si Pinochet hubiera asesinado a 2000 personas mas, Zapatero le hubiera hecho una fiesta de cumpleaños como al Carnicero de Paracuellos.
Ay! que inoportunos, estos iraquies!
Por Lawrence de Eurabia