+ Rapa Nui. Espíritus cachondos
Hablando en lenguaje llano, la Isla de Pascua, Rapa Nui, se encuentra a tomar vientos frescos de cualquier lugar del mundo. A mil trescientas millas de la isla Pitcairn, la del follón de la Bounty, y al doble o más de distancia de Santiago de Chile, el país que se la compró cuando ya estaba hecha, digámoslo así, una piltrafa.
Si usted sale escapando del mundanal ruido multicultural, podría refugiarse en Rapa Nui si no fuera porque también es bastante pasto del turismo y podría encontrarse allí a su suegra, pero aun así sigue siendo un lugar romántico y especial; escóndase si quiere en la Isla de Pascua, y nada más llegar a la playa verá lo que son más de seiscientos monolitos narigudos y barrigudos de piedra volcánica, los Mooai, levantados, dicen, con piedra de su cantera hace no se sabe muy bien cuánto, custodiando una tierra pelada donde ahora viven unos cuantos amiguetes al calor de los turistas que van a bucear, playear y otras cosas parecidas.
Dicen que en el año 400 EC ya estaban allí los nativos con sus canoas maltrechas, sus orejas estiradas, haciéndose sus pajas y sus plumas – no se equivoquen, esto último al servicio del ornamento y la vestimenta- para estar más guapos a la hora de adorar al dios Makemake y a toda su comparsa, inspiradores del misterio de las macrofiguras que han hecho flipar a viajeros amigos del enigma exótico. Y sin embargo, misterio, no le han visto ninguno los que lo han mirado bien. Estudiando los estratos del suelo patrio rapanuiense, los científicos han encontrado polen decreciente en todos ellos que delata que la isla estaba atiborrada de bosques de cocoteros y árboles de fibra que servían para hacer trenzado; todo ello escogorciado a lo largo del tiempo para hacer rodar con los troncos y las cuerdas los gigantescos monolitos y así levantarlos en el sitio escogido, si no se les caían antes por el camino o se les resbalaban hacia el agua, que también. Además, la madera servía para cremaciones rituales y para armar canoas un poco chuscas que hacían agua cada dos por tres, por lo que los nativos dale que dale a talar arbolitos para hacerlas de nuevo.
Con las estatuas y todo eso, los rapanuis rendían culto a las deidades y a los entes del cosmos, a los que pedían protección mágica mientras los dioses de marras les hacían un corte de mangas sin avisarles de que de tala en tala estaban jibando poco a poco un idílico paraíso.
Así que cuando Roggeveen el holandés pasó por allí de casualidad, les encontró algo precarios y susceptibles, sin árboles, sin ecosistema, y sin casi canoas para pescar. Y cincuenta años después para cuando llegó James Cook en 1774, estaban reducidos y ya hechos un desastre. Eso sí, los mamotretos ahí plantados, con sus narices, hasta que llegaron los franceses a mangarse alguno. Sin contar los contagios de gripe y algunos enfrentamientos que se llevaron por delante al resto de nativos de forma definitiva.
Me da que los verdaderos rapanui no existen realmente desde hace tiempo, pero hay por ahí unos primos suyos con rostro de polinesios que van dándoselas de Consejo de Ancianos para recibir del gobierno chileno las subvenciones y los rollitos de conservación de la cultura, además de atraer al turista coñazo al que luego ponen a parir en algunos blogs por Internet.
Todo esto a qué viene, dirán ustedes. Y algunos otros llegarán a la pregunta obligada: Una Inteligencia Suprema ¿ realmente necesitaría o exigiría tantos halagos para intervenir en asuntos terrenales?
Pero seguro que todos compartimos el mensaje principal: con las cosas de comer no se juega. Y ya imaginan que esto no va por los rapanuis. Porque ellos a estas alturas creo que ya se han enterado. Pero otros, todavía no.
Por Cruzcampo
si crees que los moais fueron echos par adioses y divinidades, se nota que no sabes nada sobre la cultura, antes de hablar, averigualo bien, ya qu elso moais representan al muerto que esta debajo de ellos y que su precensia sigue viva cuidando a rapa nui!
Perdone , pero yo no "creo" nada, es simplemente lo que dicen mis libros de Historia, que por cierto, no contradice lo que usted dice. Construir esas figuras para honrar a los muertos es sin duda una forma de comunicarse con las deidades que sin ninguna duda adoraban y en las que creian.
En todo caso , a quien corresponda, tengan mas interes por lo que se escribe en los libros sobre sus culturas alla, no dejen pasar versiones que no les satisfacen, para luego ir dando lecciones apresuradas a traves de comments ciberneticos.
Saludos cordiales.