+ La zanja mandarina
Hace un rato viendo el Telenoticias de Dragó -que ya ha vuelto a Telemadrid- y mientras me sacaba el último grano del arroz tres delicias de entre las muelas me vino a la mente la China de hace tiempo, de cuando los mandarines. Claro, es que Fernando Sánchez ya empezó con sus coñas de que preferiría irse de viaje al Japón, Vietnam y no sé cuantos destinos más antes que sufrir presentando las noticias.
Aclaro luego aclaró eso de que le compensaba porque nos mantiene informados. Pero hete ahí que yo aquí ya estaba vagando no por los 55 días que Cheston se pegó en Pekín junto a la Gardner, sino a tiempos imperiales también pero más lustrosos, casi tanto como las promesas de ZP. ¡Qué maravilla la muralla China! ¿Cuánto tardarían en edificarla? Seguramente los 7300 km en 1000 años. La leche, pero qué gran obra. Las pirámides otro tanto, y no digamos Dios con su creación, siete días, bah, sin subcontratas, farol fijo. O eso debe pensar Zapatero, que nos tiene levantada su octava maravilla sobre la madrileña Puerta del Sol. Y si no es la octava, la novena, o la décima. Pero joé, grandiosa ha de ser cuando comenzó hace cuatro años y ahora dice que aún le quedan dos.
Aviso a los críticos del alcalde, que de seguro se han producido deserciones en el cuartel debido a la magna construcción que Zapatero con Salgado mata borrachos y antes la Maleni Aviaco están regalando a los habitantes de la capital centralista y opresora. Y es que Zapa afirmó hoy que hasta 2009 no sabremos qué ocultan las vallas...¿Que no desercionan? Ya me los imagino yo, suponiendo al alcalde una especie de Popeye con espinacas mega-atómico que soterra kilómetros de carretera urbana en tiempo record. Los críticos de Esperanza también levantaremos un templo a nuestra diosa. ¿Coulter? Una birria comparada con ella, que como recogen hoy los medios que nos cuenta, son 80 estaciones de metro y metro ligero lo acometido por la Comunidad de Madrid en dos años y pico mientras el gobienro central aún continúa con su coloso en Sol.
Pero no trabemos al totem del talante, no vayamos a provocarle precoces salidas de tono o taras en su proyecto, que los turistas ya no acuden a París para ver su Eiffel, ni New York con la Liberty madame, ahora lo que está de moda es el café a ochenta céntimos y fotografiar la zanja más longeva que tuvo Madrid.
Por Prevost