+ La vergüenza de llamarse J.L.R.Zapatero
Coincidiendo plenamente con Cruzcampo en su último post titulado "Desprecio", quiero denunciar el radicalismo del Presidente del gobierno que, lejos de apaciguar el ambiente político, sus quéhaceres y, posiblemente, su forma de pensar le obligan a crispar cada día más la situación actual que ya se torna de preocupante a peligrosa.
Mientras algunos políticos como Esperanza Aguirre dedican su tiempo a pagar unas vacaciones dignas a mujeres maltratadas y a sus hijos, otros gobernantes no hacen más que aprobar leyes para desenterrar tumbas, saquear criptas y levantar el valle de los caídos para, después, dar medallas a todos los miembros del Frente Popular de antaño, que no del actual.
Cuando unos políticos se dedican a viajar por España para ejercer su oficio y expresarse en algún mitin, otros se dedican a reventarlos enviando a ugetistas y socialistas que, a modo vociferante y violento intentan que no se lleve a cabo el pluralismo político defendido por la Constitución y digno de cualquier Estado democrático. No estamos en julio del 36, sino en julio del 2006, no se confundan.
Pero el ridículo internacional es ya tan abyecto y tan miserable como peligroso, pues el antisemitismo más primario junto con la fobia a todo lo que huela a occidente se ha cernido sobre nuestras cabezas gracias a nuestros gobernantes que, lejos de ejercer una responsabilidad digna de un país serio -o era serio- y miembro de la UE, nos hemos convertido en la punta de lanza de la defensa de la extrema derecha religiosa que tanto daño está causando a Oriente como al mundo entero.
Todo el que haya leído a Marx sabrá que el socialismo sería el paso previo al marxismo que utilizaría el capitalismo para ir preparando al Estado para una revolución proletaria. Yo creía que eso ya no existía y que, aunque en España el socialismo se llame socialismo, se había convertido en una socialdemocracia europea y moderna, pero cada día más me percato de mi equivocación, pues nos encontramos ante un socialismo que se acerca cada vez más al marxismo.
Lejos de coincidir con todos los países grandes, lejos de coincidir con Europa, nos alejamos cada día más. ¿Y lo de "volvemos al corazón de Europa"? Totalmente falso, un engaño más, pues no se encuentra en el corazón de Europa un Estado que, inmerso en el radicalismo más feroz convoca manifestaciones para defender a terroristas como los miembros de Hizbulá, pero esto no es más que una cortina de humo para tapar la negociación con ETA; aunque yo digo que pocas cortinas de humo hacen falta ya, pues este Gobierno ya se ha quitado todas las máscaras, ya sabemos de qué pie cojea y cómo piensa.
Zapatero, el mismo que defendió el Holocausto en una cena con Elena Benarroch y su marido Barnatán -ambos judíos- afirmando que "no fue para tanto", siente auténtica fascinación por los grupos terroristas, pues para Zapatero no son más que movimientos surgidos por la reacción contra el cristianismo y occidente. Y dentro del infantilismo indigno de una persona de tal cargo se dedica, no sólo a defenderlos, sino también a legitimarlos, pues debería saber el señor Presidente que estos terroristas buscan a débiles y enfermos y cegados por la ideología más extrema como la suya, para legitimarse y, como cualquier movimiento totalitario, convertirse en la víctima de la contienda.
Por todo ello no puedo sentir más que vergüenza por este presidente, que ya no se oculta a la hora de defender al nazismo en su papel dentro del Holocausto, como tampoco se oculta a la hora de defender a la extrema derecha religiosa de Oriente, la misma que desde años lleva desestabilizando y matando y la misma que odia la libertad y la democracia.
Ahora ya conozco a la calaña con la que nos enfrentamos en este Gobierno, calaña defensora de dictaduras y recortes de libertad, calaña defensora de los extremismos más atroces, calaña legitimadora de terroristas, calaña que gobernaría con terroristas sin ningún rubor.
Es por ello que para mí, personalmente, este Gobierno ha dejado de ser legítimo. No me sirve para España. Nos encontramos dentro de la UE, dentro de Occidente, pero tenemos un Gobierno que varía por días. Una semana es Gobierno de dictaduras caribeñas, de dictaduras bananeras; otra semana se retrotrae al 36 y se convierte en el Gobierno del Frente Popular; y a la semana siguiente se nos convierte en algún tipo de Gobierno salafista defensor extremo de la religión islamista y dispuesto al exterminio de judíos.
Sinceramente no sé de dónde han salido, pero si el Partido Popular al que yo voto se convirtiera en algún tipo de cosa rara como el que tenemos ahora, tened en cuenta de que yo sería el primero en salir a la calle, pues mi lealtad se encuentra con mi país y sus ciudadanos, y por supuesto con mi ideología y conmigo mismo; pero jamás se encontrará con partidos que, de modo sectario nos imponen sus ideas para mantenerse en el poder.
Por Valmont