+ Vamos a contar mentiras, tralará; o el mundo al revés
Hace unos meses, José Luis Rabin Zapatero fue investido como primer ministro israelí con una promesa sobre la mesa hecha en su campaña electoral: traer la paz al pueblo israelí.
Meses más tarde Hamas gana las elecciones en Palestina predicando su odio hacia los judíos y prometiendo una nueva intifada con el propósito de exterminar y expulsar a los israelís de la zona. Pero Rabin Zapatero, como buen líder pacificador, sonreía ante estos hechos y prometía que la paz llegaría tarde o temprano.
Coches bomba, terroristas suicidas, misiles de corto alcance, muertes, asesinatos, todo ello se produce entre el pueblo judío, que va viendo como sus compatriotas van muriendo en manos de los terroristas. Mientras, los soldados judíos de las fronteras tuvieron que depositar sus armas en los cuarteles. Fueron obligados a dejar los chalecos antibalas en sus casas y, allí se encontraban, repartiendo tiritas entre sus compatriotas muertos.
Pero ante todo esto Rabin Zapatero sonreía y exclamaba en la televisión pública: "Que no se preocupe el pueblo israelí, nos sentaremos con los "radicales" de Hamas y les miraremos a los ojos"
Un tiempo más tarde, y mientas los asesinatos proseguían, otro problema se alzó contra el pueblo judío; y es que los radicales chiíes y aliados de Irán, los miembros de la formación Hizbulá, comenzaron a atacar a Israel, secuestraron a dos de sus soldados y comenzaron una guerra por el norte del estado judío.
Ante esto, Rabin Zapatero acudió inmediatamente al parlamento israelí, y reuniendo a los periodistas en una pequeña y modesta sala, comunicó: "vamos a comenzar el diálogo con los vecinos de Hizbulá, porque estamos destinados a entendernos y debemos llegar a acuerdos que nos aporten democracia, libertad, bienestar y paz. Muchas gracias" Tras esto Rabin Zapatero se ocultó en su domicilio presidencial.
¿Y qué ocurrió entonces? Hizbulá se alió con Hamas. Juntos se rearmaron, juntos comenzaron a atacar a Israel; por el norte, por el sur, por el este, por mar. Irán ofreció misiles nucleares a Hizbulá, y este los aprovechó para bombardear Tel-Aviv. Miles de personas murieron. Millones pasados unos días.
Rabin Zapatero apareció predicando paz de nuevo: "Israel es un pueblo de paz. Es un pueblo que jamás levantará un arma contra nadie, ni siquiera contra un grupo terrorista"
Hizbulá y Hamas se descojonaban ante estas palabras, y aprovechando la increible debilidad del Estado israelí, lanzaron los misiles definitivos que terminaron con la nación judía. Los que no murieron tuvieron que exiliarse. Nada se sabe de Rabin Zapatero, que ha pasado a la historia como el pacificador que hizo desaparecer a su nación.
Mientrastanto en España se acababa con ETA. Un Gobierno que creía en el Estado de Derecho apoyó las actuaciones judiciales y policiales contra la banda terrorista; y con fuertes alianzas internacionales hicieron que los terroristas se arrodillaran ante las víctimas suplicando perdón.
Por Valmont