+ Máxima severidad
Casi me da un patatús. Pero no por el hecho en sí, sino por la cosa filosófica, que tiene su aquél. Ver a Rubalcaba hablando de severidad, de la "mayor severidad posible", me ha hecho descojonarme. La cosa esa de que España, y más concretamente, el conductor español necesita contundencia. Que ya va siendo hora, que necesitan ustedes dureza, ya está bien de tanto cachondeo. Dureza...¿Qué ha pasado con el diálogo, señor Rubalcaba?
Y bueno sí, dureza, bien, si pensamos que las carreteras españolas son el lugar idóneo para experimentar la desfachatez automovilística, donde nada más plantarte en la vía ya te está dando por saco el de atrás con el carro nuevo haciéndote luces y muecas de mala uva para que metas caña, aunque ya vayas sobrado de gas, por no hablar de moteros sin casco, todo el mundo haciendo lo que le da la gana, etc.
Así que es cierto, hace falta disciplina y ahora donde va a brillar la contundencia gubernamental va a ser en el carnet por puntos que bien conocemos en Europa aunque sumando y de otro modo, carnet nuevo que FJ recoge con muy buen humor en su blog, con esa generosa cantidad de puntos que uno puede perder a mazazo en una semana que tire por ventanilla un klinex lleno de mocos, la consabida colilla, y por tercera vez alguna lata de Coca Cola o cosas de ésas.
Y toda esta contundencia, va a ir aliñada con una legión de polis dispuestos a llevarle a la cárcel y quitarle puntos por exceso de velocidad pero también por auténticas gilipolleces que no son sino faltas de civismo. Todo por su seguridad.
A ellos nadie les quita puntos cuando la cagan y comprometen esa seguridad, cuando la Guardia Civil deja pasar una furgoneta llena de explosivos, deja escapar a unos terroristas camino de Atocha o hace la vista gorda con los moros que van sin licencia de manejar y por la puta cara. Y también me pregunto cuántos puntos pierde el que permite que Farruquito y los que hacen lo mismo, salgan libres para bailar zapateados después de cargarse a un pobre peatón y darse el piro.
Será que la contundencia con los terroristas, los delincuentes, los emigrantes sin papeles o las mafias de ladrones que crean inseguridad por un tubo, no da dinero. Mejor aún, la flexibilidad con estos últimos y la dureza con el pueblo corriente justifica más presencia policial. Más funcionarios. Más profes de cursillo a ciento y pico euros por barba. Más empleo que crea Zapatero.
Hoy son los que se han saltado la ley acabando con vidas ajenas para chantajear a un país, los que se sientan en el cómodo sillón de conducir sin frenos la política, con Zapatero y con el severo Rubalcaba.
La contundencia no es mala necesariamente, lo malo es que sólo sea para los pringaos. Para los de siempre.
Por Cruzcampo