+ Zidane, un ex-ídolo.
Existe una diminuta proporción de la sociedad española que adoraría que la presencia del fútbol se minimizara hasta el límite cero en las conversaciones coloquiales. Esa minoría discriminada , por mucho que se tape los oidos o se vende los ojos, siempre terminará enterándose de lo acontecido en liga, copa del rey, eurocopas o mundiales de fútbol.
Ése es el caso de lo ocurrido entre el italiano Matterazzi y el francés-argelino Zidane, cuyo cabezazo ha sido repetido por los medios de comunicación una y otra vez. No obstante, al menos los no futboleros podemos sacar alguna conclusión más que la de que el argelino ha terminado su carrera deportiva con muy mal pie y con peor cabeza.
El caso de Zizou siempre fue muy particular puesto que se ha presentado como el triunfo de la integración de todos esos inmigrantes que llegaron a Francia hace décadas pasadas y como un representante del islam ante los paises musulmanes. Zidane mostraba que Islam y fútbol no eran conceptos antagónicos.
Pero la falta de arrepentimiento de éste ante la agresión que le propinó al italiano ha hecho encender la luz de alarma a más de uno que empezaba a creerse sueños imposibles y a pensar en paz, amor y flower power.
Durante un partido amistoso Francia-Argelia, los adolescentes franceses de familia norteafricana se pusieron en pie y tomaron el campo para protestar cuando se esperaba que cantasen la Marsellesa. Himno que Zidane fue uno de los varios jugadores que no llegó a cantar el domingo al comienzo del partido final. Varios de los miembros de la selección que no ha ganado el Mundial defendieron a su manera a los incendiarios del mes de noviembre pasado.
Ahora, cada vez que cada uno de nosotros se sienta agredido verbalmente por otra persona, podemos imitar a este ídolo de masas y hasta así ganar un homenaje por el presidente de gobierno de turno. Siempre y cuando ustedes sean musulmanes y puedan ser utilizados para tapar los enormes problemas que tiene un país con la inmigración e integración. Si no, no vale.