+ Cónclave liberal en el Ateneo de Madrid (4)
Joaquín Mª Nebreda Pérez, doctor en derecho y patrono de la Fundación Encuentros en Libertad provocó el primer roce más o menos serio de la noche, aunque la cosa no fue a mayores.
Su intervención como os dije -o si no, os lo cuento- es la que más aprecié junto con la de Casado y Montoto (ahí coincido con Acton, el lord que tuvo blog, digo). Pero decía, la cosa no es grave, simplemente cuestionó que deba existir o exista un liberalismo progresista porque esa adjetivación concreta ya supone mucho, y es que en España todos conocemos el "progresí"...
Como sabéis en UPD conviven socialistas y liberales, y estos últimos gustan de llamarse liberales progresistas, de ahí el matiz y la posterior respuesta de Quintana.
Nebreda dijo de él mismo que no venía representando a nadie y contando que no puede aceptar el término porque todos los antiliberales que conocemos se proclaman progresistas, algo que para él es vacuo a todas luces. Un lugar donde suelen caer fácilmente todos los que son ese hombre-masa que describiera Ortega y Gasset. Progresismo es igual a intervención.
Los ciudadanos -continúo- tenemos el derecho y obligación de controlar a los elegidos, pero se han invertido las tornas y ahora los elegidos son los que controlan a los electores. La Libertad es un don que reside en nuestro ser, y sí es riesgo, pero un riesgo que es individual y no debe ser asumido por el estado, donde valores como el mérito y el esfuerzo conforman esa igualdad que mencionaran otros ponentesanteriormente.
Metiéndose en los puntos claves que sí pueden diferenciar -según mi punto de vista- a dos tipos de liberales, Joaquín María Nebreda habló del matrimonio homosexual, explicando que cualquier liberal defiende precisamante el libre albedrío de los ciudadanos para mantener las relaciones que deseén, pero que los desencuentros llegan con el nominalismo, la palabra matrimonio, y con la adopción, haciendo hincapié en que todavía no haya posición científica respecto a la conveniencia de tener dos padres o madres en vez de padre y madre.
Siguiendo en su crítica al pensamiento único, habló del derecho a la vida, o el aborto, como deseemos verlo. Porque si un liberal respeta el derecho a la vida, es contrario a la pena de muerte, incluso de los no natos. Sí pueden existir colisiones de derechos en algunos casos, conflictos, cuando se enfrentan el de la madre, u ojo, el padre, con el del no nacido. Argumento éste que me ronda la cabeza desdehace tiempo y que no veo muchos desarrollen. Y por último el adoctrinamiento en las escuelas. Como los liberales somos desconfiados -me gustó ese comienzo y me recordó al Padrino- recelamos de cualquier asignatura que busque el adoctrinamiento de los niños, promueva quién la promueva, y busque lo que busque.
El pensamiento único, concluía, evita la reflexión, es para el hombre masa, no para el hombre Liberal.
Miguel Ángel Quintana Paz, profesor universitario de ética y miembro de UPD, era el siguiente en la lista, y evidentemente respondió estos últimos puntos a Nebreda donde UPD mantiene una posición diferente. A mí su exposición me puso algo nervioso, por lo barroco y por la gesticulación, parecía un curso de telegenia andante su speech. Por suerte luego pude charlar tranquilamente con él durante la cena y me tranquilicé. Por cierto, mencionó a Gago! :-)
Comenzó apuntando que no se puede hacer caso a todo el que utiliza alegremente las palabras liberal o liberalismo porque -se fue al extremo, nunca mejor dicho- organizaciones como el partido de Haidder o Jesús Gil (Grupo Independiente "Liberal") hacían uso de ellas.
Su discurso iba enfocado a desentrañar los defectos de los "liberal-conservadores", así que comenzó criticando primero la mal entendida multiculturalidad de muchos socialistas, que encierran a los ciudadanos de otras nacionaes, los blindan ante la crítica. Algo que ocurre también en el nacionalismo, donde es la nación la única que disfruta de libertad mientras se niega ésta al individuo.
Blindajes ambos que coinciden con los del liberal-conservador que piensa cuiertas cosas no deben ponerse en discusión. Es una persona que está contra la libertad de expresión y así en España se palpa -aquí entró a deguello- con lugares como Madrid donde se hace una tv idolólogicamente uniforme, donde Leo Bassi es acosado ahí o en Murcia, o donde se demanda a periodistas -ahí la cita a Víctor Gago-.
Punto y a parte.
Me quedarían aún Carlos Rodríguez, periodista y miembro de la Ejecutiva del Club Liberal Español, y Ana Torme. De ella algo os conté ya en el primer post, de él un poquito ahora. Ahondó un poco más en el debate sobre el progresismo y su conveniencia, afirmando que siempre ha sido éste en política al menos, la bandera de la Razón y las libertades. Acogido normalmente por los que no sólo creen en un liberalismo económico, sino que van más allá y respaldan todos los derechos individuales. Pone de ejemplo a Reagan como progesista y a Bush en el otro extremo.
Políticamente me gusta a corto plazo, no tanto a largo. Homnbre, yo diría que no creo Reagan se catalogara él mismo como progresista salvo enalgún mitin concreto, y que precisamente el que no defienda los derechos básicos no es liberal. Será conservador, nos caerá mejor -como a mí Bush- o peor, pero uno no puede andar haciendo esos distingos, porque entonces catalogaríamos de liberal al que encarcela o al que está a favor de Educación para la Ciudadanía. Todas las libertades van siempre unidas, o todos o la puta al río ;)
Según Rodríguez, Emilio, el liberalismo debe ser progresista obligatoriamente, porque el espacio liberal es el que permite una transversalidad, la convergencia de las personas de izquierdas y derechas.
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Por Prevost