+ ¿Dónde estaba Dragó? Pues con Arrabal y el Pánico
Posteaba hoy LeeUw en el foro de GR una encuesta de blogpocket para lectores de blogs y otra para bloggers . Cuando me preguntaban si ahora veía menos la televisión a causa de internet, no he dudado ni un instante. Es cierto, ahora la veo menos por eso. Pero sigo disfrutando con el sano deporte de cruzarte con algo entretenido cuando haces zapping. A las tantas de la madrugada me encontré de repente con Fernando Arrabal en el programa de Sánchez Dragó; "Las noches blancas", de TeleMadrid. Y llegó el surrealismo, porque aunque no entiendas de lo que se habla, escuchar al señor Arrabal es algo mágico, trascendente y muy divertido, ya me ha pasado otras veces. Decía que desea alcanzar la "santidad" mientras adulaba a su amigo Houellebecq. Acabó el programa con una guerra de pasteles, lo que todos esperaban, claro, pues saben quién es Fernando, y él gusta de ello.
No tanto en sus actuaciones, sino en eso de romper la monotonía dominante en la Sociedad, Arrabal encaja en ese cariño que tengo a los bufones y a todo aquel que se sacrifica riéndose de sí mismo por desencajar un poco a los demás de su status quo. A veces resulta como el otro día en los Simpsons cuando obligaron a los niños a vestir uniforme gris, cuyo tono destiñó con la lluvia, volviénsose multicolor y liberándolos de repente. Creo que hay una película de hace poco por ahí, dos jóvenes que a través de la tv "entran" en una serie que se emite en blanco y negro por la caja tonta: Revolucionan al pueblo y poco a poco, todos van abandonando la monotonía para entrar en el color. Contaba anoche el amigo torero de Arrabal, miembro también de su "pánico" (demasiado extenso para hablar de ello aquí, podéis visitar www.arrabal.org ) la anécdota de cuando lo conoció. Él estaba en la barrera de la plaza de toros hace ya décadas, y el escritor, vestido como Nerón cuando quemó Roma, no cesó de gritar durante toda la corrida pidiendo que le dejasen torear a él. Me recordó a mi amigo Jorge cuando visionábamos desde la torre Picassó el ocaso de su primo el Windsor, con su "arde Roma!!!" simulando tocar el arpa. A lo locoooo, que dijo panchito. En el programa también estuvieron Luis Alberto de Cuenca, Esteban y dos o tres más, que para ser sincero, no conozco, ¡darme tiempo hombres y mujeres de Dios!
¿No me meto con ZP hoy? Pues claroooo, pero si soy un setario del mundo de los champiñones, no se podía escapar el pendejo. Conocí a Dragó hace años cuando emitía su programa en TVExpañola ( Negro sobre Blanco) Si bien no lo veía todos los Domingos, es de los programas, que como ahora, una vez que el zapping me deposita sobre ellos, el dulce cantar de esas sirenas me retienen e impiden volver por donde estaba antes. En uno de ellos, encontré a Santiago de Mora-Figueroa, marqués de Tamarón, escritor y embajador en Londres durante los gobiernos de Aznar. Todo un señor de principios y mejor escritor, decidió dimitir cuando el socialismo rampante nos trajo un gris futuro de talante y anti Atlantismo despechado el año pasado: "Tamarón no considera que en su actual destino pueda conjugar la lealtad al presente Gobierno con el respeto debido de antemano al próximo".
Si algo me gusta de Dragó es que no se casa con el poder, amén de crear amenos espacios dentro de lo tedioso que resulta para un muchacho jóven escuchar a dos personas hablar de literatura a las tantas de la madrugué. Pero eso no era bastante para el P(¿s?)OE y la Cafarell; el año pasado prescindieron de él fichando a otro de PRISA, cuya mayor contribución a la pluridad informativa ha sido afirmar que al programa no se traería a gente como Moa. Eso ya lo imaginaba machote. Si os cruzáis en Telemadrid con el programa de Dragó, echarle al menos diez minutos, merece la pena.
Por Prevost