+ Este sábado, concentración de las Clases medias en Colón
En la última y casi sin apoyo mediático ni presupuesto, a todos los organizadores sorprendió la concurrencia en Colón. En ésta nueva manifestación de la Plataforma de las Clases medias espero se supere, y de seguro allí nos encontraremos muchos amigos, y sobre todo ciudadanos que claman por sus derechos y contra la socialdemocracia que ha causado la crísis y que ya había debilitado antes a la sociedad civil.
La concentración de la Plataforma de las Clases Medias el 14 de febrero a las 12 horas en la Plaza de Colón de Madrid es la única y la última oportunidad para cambiar la deriva suicida de esta sociedad, que se tambalea sin recursos morales, y que ha entrado en una espiral de destrucción acelerada que puede llevarnos a la ruina generalizada (al hambre) y a la tiranía.
La única y la última oportunidad. Algunos amigos me indican que no diga esas cosas, que me dan aspecto de iluminado, pero en estos tiempos hay que ir con la verdad por delante, y estoy bastante acostumbrado a ello, no sé hacer otra cosa.
Pero ¿quién es la Plataforma de las Clases Medias? Poca cosa y mucha, al mismo tiempo. Un cauce para que la sociedad civil se manifieste, esa que se ha cercenado durante tres décadas, esa que dicen que no existe, esa a la que todos dan por muerta.
Y ¿por qué van a cambiar las cosas por una simple concentración? ¿No las hubo la pasada legislatura y muchas? En la pasada legislatura se generó una falsa sociedad civil satelizada respecto al PP y, a pesar de las buenas intenciones y de los objetivos nobles, fue un engaño.
Una concentración puede mostrar de manera evidente y contundente que la sociedad civil existe, que está dispuesta a luchar –porque plantearemos objetivos comunes en el voto, el ahorro y la fiscalidad- y ese es un dato nuevo que lo cambiará todo. Porque la crisis de modelo tiene solución regenerando el modelo, y no de otra forma, y lo podemos hacer porque el poder reside en nosotros, y tenemos esas armas del voto, el ahorro y la fiscalidad.
El 14 de febrero es un acto de soberanía, a concejo abierto, como es la mejor tradición de nuestra querida Patria. No hay que esperar a que nadie nos resuelva las cosas, no va a venir ningún caudillo, ningún político retirado ni en activo. La única esperanza cierta es la sociedad civil.
No hay ninguna otra salida, no hay soluciones dentro de un sistema agotado y en quiebra. No voy a perder demasiado tiempo en comentar iniciativas a la desesperada de los aledaños del sistema como la propuesta de un gobierno de concentración nacional. Me llama la atención la degradación de las mentes y la ignorancia supina de los supuestos líderes morales y mediáticos.
Ese gobierno ya existe: los planes de incautación de fondos de los contribuyentes se aprobaron por unanimidad en el Congreso. Y ¿para qué serviría ese gobierno? ¿para sacar a los partidos de los presupuestos? ¿para que las fundaciones de los partidos se financien con sus donaciones? ¿para que los sindicatos dejen de chupar del vote? ¿al menos, para quitar el canon de la SGAE?
No hay más solución que la sociedad civil imponga su agenda regeneracionista, que los ciudadanos recuperen en plenitud su soberanía, y ese es el sentido de la concentración del 14 de febrero.
Un último mensaje para los desencantados. Nadie pierde nada por ir a la concentración y dedicarle un par de horas. Nada se pierde por probar si tengo razón o soy, en efecto, un iluminado.
Si la exhausta sociedad civil, si las expoliadas clases medias, al borde del abismo, reaccionan y se hacen visibles, entonces ha empezado el cambio, se inicia la senda de la solución.
En otro caso, vamos hacia el hambre y el totalitarismo, en medio de una abrumadora estupidez general.
Por Prevost