+ Un país en el que todo es lo que parece ser
Implosión, según la RAE, es la acción de romperse hacia dentro con estruendo las paredes de una cavidad cuya presión es inferior a la externa. Nuestro Estado implosiona por momentos. Sus instituciones sobreviven de forma parasitaria gracias a una nación que, por momentos, pierde su capacidad de aguante.
Resulta que vivimos en un puñetero país en el que cada vez que se aproximan elecciones suelen aparecer filtraciones interesadas sobre corruptelas varias, alcaldes mangantes y despachos en los que se han negociado comisiones ilícitas. Nada nuevo.
Si es cierto que el alcalde de Boadilla ha cometido algún delito (que seguro es así) debe responder ante la justicia como respondería cualquier ciudadano sujeto a nuestra jurisdicción.
No sería propio ni justo denunciar las atrocidades ajenas sin haber tirado antes la basura correspondiente. Y por ello, con la misma diligencia con la que se han abierto instrucciones contra el alcalde de Boadilla, espero que la justicia actúe por igual con el asunto de las cámaras ocultas en Fuenlabrada. ¿No debe ser la justicia universal e igualitaria?
Pero me temo que eso no va a ser así. Por desgracia vivimos en un país en el que veinte años de socialismo y cien de honradez han tejido una tela de araña que ha sabido copar todas las instancias e instituciones públicas y que ahora es imposible de deshacer.
Huele mal que Garzón, el solícito juez que instruye el caso de Boadilla, se fuera de caza el pasado domingo con el Ministro Bermejo. ¿Se imaginan si el juez del 11M se fuera de copas con Pedro J.? ¿Qué pensarían muchos de los que con extrema cara dura actúan de la misma forma?
Sin duda algo se está haciendo mal. O algo hemos hecho mal los españoles al confiar en políticos profesionales que sólo piensan en permanecer en la poltrona del impagable poder. ¿Estaría dispuesto Zapatero a abandonar el cargo a los ocho años de mandato? ¿Y Rajoy? ¿No cree que ya acumula demasiados fracasos?
Las cúpulas de todos los partidos se han plegado a la ignorancia de los que han convertido el voto en su medio de vida. ¿Qué sería de Pepiño sin el PSOE? Ahí es donde hay que llegar. Porque los que denuncian a los banqueros como autores de toda una retahíla de pecados capitales, esconden que ellos adolecen del mismo vicio, aunque en un escalafón inferior. Y es que dada su incapacidad para entender y controlar las finanzas, los políticos se han decidido por hipotecar las instituciones y el erario y con ello el futuro de todos los españoles para su propia supervivencia. Oficio y beneficio. Al igual que los banqueros, lucro. Aunque el de los políticos, parasitario y a costa de los que sí tienen que madrugar por las mañanas.
Un ejemplo: el próximo martes Conde-Pumpido colocará al frente de la jefatura de la fiscalía de Alicante a un candidato afín al PSOE. Con ésta, serán ya todas las jefaturas las que habrán sido sustituidas en la Comunidad valenciana en favor de fiscales próximos al Gobierno.
Ahora, sin tener mucha imaginación, piensen de dónde provendrán los próximos escándalos cuando lleguen las elecciones. Después reflexionen si vale la pena seguir creyendo en un sistema que hemos creado para la supervivencia de unos pocos.
Por Valmont