+ Dhimmi Carter
Bueno, ya saben ustedes que hace como un mes, pero inolvidable, pues como que salió el ahora llamado Dhimmi Carter a contarle a Larry King lo preocupado que está por el bienestar de los chicos del cinturón. Y es que verán, la parida que no haya escuchado Larry... es que no se ha elaborado aún.
No hace falta que les cuente quién es este político, cuya experiencia en “jiuman bijeivior” y oposición a la guerra de Iraq, le valió el premio Nobel de la PAX por el año 2002, un premio que no debería existir, y que, salvo honrosos aciertos, suele ser galardón para todos aquellos que se destacan por no haber conseguido ninguna paz especial en sus correrías. Lo tienen hasta Kofi y Arafat. Y ha habido años que no han sabido a quién dárselo, calculen.
Y fíjense, según dijo el Chairman de la elección, Gunnar Berge, el premio a Carter era ‘una patada en la espinilla a todos los que seguían la política norteamericana’. Un Nobel de la Pax, y ya venía con cierta carga de violencia ¿verdad?
Así era y es Carter, el pacifista enemigo de disparar salvo la inflación, el hombre que fundó el Carter Center para resolver conflictos, muchos conflictos, y que según se dice, es capaz de poner de los nervios al mismísimo Clinton.
Cuando gobernaba Clinton, se metió por el medio a mangonear y decía que los Norcoreanos, verbigracia Kim Il Sung, se mostraban ‘very friendly con la cristiandad' y por tanto, hablar del eje del mal era ‘contraproducente’. Que había que ser majo y eso. Eso lo dijo antes de que el weno de Kim se pasara los acuerdos de no proliferación nuclear con “los majos” por el forro de los huevos. Pero también lo podía haber dicho después.
‘No hay que tener miedo al comunismo’, decía todo el rato, mientras calificaba de peligrosas las ideas de Reagan, aunque ahora no parece ver ningún problema en las ideas de un grupo terrorista tan sanguinario como Hamas.
Evidentemente, que vamos a esperar de un tío que gobernando USA dejó tirado al enfermo Shah de Persia para que llegaran en su lugar los Ayatollahs con ayuda de Francia, para que poco después, las hordas fanáticas anti –Shah le echaran a la jeta 52 rehenes americanos en la Embajada de Teheran con el rollo de la entrega del Shah para lincharlo. Quinientos días de angustia y retención. Dos operaciones de rescate hechas picadillo. Menudo reto. Carter se mearía de gusto cuando creyó que había conseguido que fueran liberados después de arduas movidas diplomáticas. Pero ¿no había muerto ya el Shah?
Años después, siempre según cuenta la columnista norteamericana Ann Coulter en sus escritos dedicados a los “liberals”, el hijo del Nobel pidió una visa para viajar a Irán, pero el gobierno muslim ayatolero le mandó a freír espárragos. Jo jo jo.
Así que no me negaran que el ex-presidente “liberal”, y apaciguador profesional de los Estados Unidos, no tiene experiencia de primera mano con los árabes, los dictadorzuelos y demás capullos del mundo universal.
Y aun así, Carter ha vuelto a las andadas dando la murga con la dichosa oportunidad al terrorismo árabe llamado palestino, diciendo que el problema es Israel, y soltando la soplapollez siguiente: ‘si promocionas la democracia por el mundo, luego cómo no vas a financiarla’...a la democracia...dice. Es decir, que tantos años llamándose demócrata, y resulta que no tiene ni idea de lo que es la democracia.
La cosa es que ya podemos suponer que a Dhimmi el apaciguador le dan bastante mas confianza el trío de Mahmouds (Amadinejad, A-Zahar y Abbas) y el Darth Vader Ibrahim Sarsour y su lamentable sueño del califato en el Gobierno de la Tierra... que los Republicanos de Estados Unidos, a los cuales siempre ha calificado de gente nociva y cuyas políticas se ha empeñado en jorobar, que al fin y al cabo la camiseta de la paz hay que sudársela, pardiez.
Si creían que la paz se alcanzaba de otro modo, se equivocaban. Hay que financiar asesinos, darles una oportunidad, ser amigo. O si no miren cómo acuden todos. Europa, que ahora nos marea diciendo que hay rebajas (decídanse coño), USA..., Rusia, Noruega, etcétera... van a seguir el consejo de Jimmy y dar una oportunidad millonaria al terrorismo que azota a Israel, para alcanzar el climax pacifista mientras Hamas se pasa las oportunidades por la entrepierna y dice que no están dispuestos a renunciar a matar ni a respetar los acuerdos anteriores.
Pero en fin, hay que ser majo como el héroe Dhimmi Carter.
Por Cruzcampo