+ Este blog en la conferencia (Vaquero, Tamburri y Arbil)..y Marco
Hace un tiempo os dije que esta bitácora iba a ser mencionada en una conferencia de la fundación Leyre en Pamplona. Y así fue. A cargo de Fernando Vaquero se desarrolló bajo el título de "Cómo ser de derechas y no morir en el intento". Tenéis el texto íntegro en este link de la revista Arbil, afín a dicha fundación.
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1.- Ejercicio de agudeza visual, que diría Forges: ¿Cómo identificar a un derechista acomplejado o desorientado (sin que nadie se ofenda, por favor? Cuando emplea alguna de estas expresiones:
+ “El discurso izquierdas/derechas está superado”.
+ “Defiendo una política de valores: y los valores están en todas partes. Hay de todo en todas partes”.
+ “Soy liberal, moderado… ¿de derechas, yo?, ¡que va!”
+ Y una expresión que apenas se utiliza: “soy apolítico”.
No sabéis el gustazo que ello me produjo. No somos pocos los que creemos en el mensaje que traen y conllevan el título y lema de este blog. El otro día, de hecho, gugueleando, me encontré con un artículo ("Estamos atrapados entre una derecha cobarde y una izquierda ignorante") de Pascual Tamburri, en el Semanal Digital, donde decía que un amigo suyo "iba a escribir cómo ser de derechas y no morir en el intento". ¿Un libro? Demasié pa' el cuore, me dije. Contacté con Pascual y me explicó que conoce a Fernando Vaquero y a eso se refería.
En la conferencia se dedicó un amplio apartado para explicar a los presentes los fines, estilo, composición y entorno, ora de esta bitácora, ora de la Resistencia AntiZP. Echadle un vistazo. Y no dejéis de leer también a Tamburri en el Semanal, donde párrafos como los que siguen merecen ser copiados aquí íntegramente:
La derecha no puede ser ni cobarde ni conservadora
En la medida en que la izquierda alcanza sus objetivos se convierte en conservadora, y la derecha, en la medida en que deja de tener posiciones que conservar se torna revolucionaria en nombre de los principios permanentes que defiende. Hasta ahora, en España, una cierta derecha ha sido conservadora porque tenía más que conservar, pero estamos viviendo un punto de inflexión a partir del cual las derechas o aceptan el desafío de ser modernas y revolucionarias o tendrán que resignarse a no existir, a vagar en el limbo de los ensueños y a reducirse a ser tropas auxiliares de la izquierda triunfante.
La valentía necesaria en la derecha empieza por aceptarse a sí misma, si no en el nombre –realmente insignificante pese a su vigor histórico obvio- sí en el contenido, complejo y contradictorio. Tomando una idea de Filippo Ceccarelli, la "derecha" es esa acumulación compleja de liberales e intervencionistas, de
proamericanos y antiamericanos, de europeístas y nacionalistas, de católicos tradicionales, anticlericales, laicos y paganos, de moderados y de integristas, de güelfos y gibelinos, de tradicionales y progresistas. Un sujeto para algunos imposible e indefinible, que causa más miedo a sus propios componentes -especialmente a los que niegan serlo, claro- que a la izquierda. Un sujeto que
tenga como meta no el regreso, sino la superación, y que en vez de manejar viejas colecciones de lugares comunes sea valiente al articular las "nuevas síntesis" de las que viene hablando Marco Tarchi. Un sujeto necesario.
En fin. Este post ha sido de auto bombo. Pero ejque de vez en cuando estas cosas ayudan. Algunos nos hemos embarcado en una empresa ardua y larga. Toda victoria, aunque sea mínima, o encuentro de aliados, amigos, o aportaciones interesantes, merece celebrarse. Ayer Jose María Marco en la Razón, por cierto, también trató sobre este tema, y con éste, os dejo:
Por lo sustancial, la derecha española se debate entre dos modelos políticos. Uno -sin bromas- es una réplica del PSOE. [...] El segundo modelo es el que heredeó de Aznar el Partido Popular. [...] El primero parte de la conciencia de un fracaso: la imposibilidad de elaborar una propuesta capaz de atraer al electorado y formar así una mayorñia capaz de gobernar sin estar hipotecada siempre a los intereses de los nacionalistas. Para disimular ese fracaso de fondo, se nos dice que es un proyecto de centro y pluralista. no es así. El centro es en este caso un equilibrio inestable, con pagos desorbitados al chantaje radical como la cesión del espacio público vasco a los terroristas y sus amigos.
Y ojo a la bomba final de la columna de Marco:
El proyecto parasocialista tiene muchos nombre: fracaso, intransigencia, desconfianza en sí mismo y en el futuro.
Para el otro hay uno: suena como Esperanza.
Por Prevost