+ Mitos y más mitos: el estatuto de Elgueta
En la madrugada del uno de agosto de 1936, dos hombres se encerraron en un despacho con el fin de elaborar un documento que sería aprobado por la mañana en las Cortes y que tendría vital importancia para la historia española moderna. Indalecio Prieto, socialista, y José Antonio Aguirre , PNV y futuro Lehendakari, corriendo y deprisa, a marchas forzadas, redactaron el estatuto de autonomía del País Vasco.
Al día siguiente, con alrededor de cincuenta diputados, fue aprobado todavía con más celeridad, sin haberse leido previamente ni debatido y firmado por quién no debería haber puesto su rúbrica; de los 473 diputados electos, más de cuatrocientos se encontraban en el exilio, en las cárceles, o en sus frescas tumbas recientemente cavadas por las heridas de la guerra. La mayoría de dos tercios que hubiese necesitado el texto para su aprobación fue un detalle insignificante, que todavía en el día de hoy, se obvia tanto por nacionalistas como no nacionalistas.
José Antonio Aguirre.Cuarenta años más tarde, en plena transición, se inventó algo denominado nacionalidad histórica, en la que se reconocía ciertos derechos a las autonomías que habían tenido estatuto en la segunda república. Como no era de extrañar, a todo el mundo se olvidó el carácter ilegal de ese texto, firmado por cincuenta individuos deseando salir de la capital con destino a Valencia para salvar su pellejo, y se le concedió al País Vasco ( y a los nacionalistas) todo lo que pidieron por su boca y más. Fue un error nuestro, y únicamente nuestro, dar legalidad o la que era totalmente ilegal; y es equivocación nuestra, convertir todos los mitos en los que se basa el nacionalismo en realidades históricas.
Se puede decir que Aguirre aprovechó la debilidad de la izquierda de la república para salirse con la suya y aprobar un texto fantasmagórico y sorprendente; al igual que, a día de hoy, los mismos nacionalistas siguen aprovechándose de nuestra gran cobardía y continúan intentando arrancarnos la piel a tiras.
Se dice coloquialmente que la historia siempre se repite; en el caso del nacionalismo vasco, no sólo se reproduce constantemente a lo largo del tiempo, sino que nosotros mismos seguimos tropezando con la misma piedra.
Por Chesk
Se puede decir que Aguirre aprovechó la debilidad de la izquierda de la república para salirse con la suya y aprobar un texto fantasmagórico y sorprendente; al igual que, a día de hoy, los mismos nacionalistas siguen aprovechándose de nuestra gran cobardía y continúan intentando arrancarnos la piel a tiras.
Se dice coloquialmente que la historia siempre se repite; en el caso del nacionalismo vasco, no sólo se reproduce constantemente a lo largo del tiempo, sino que nosotros mismos seguimos tropezando con la misma piedra.
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