+ El camarada de Mahoma
Me tienta hacer una serie por capítulos sobre la cantidad de tiranos horteras que pueblan este planeta, y especialmente por algunas latitudes que casi nunca han carecido de su “hortera” correspondiente, ese agitador de masas parlanchín y demagogo que llega para salvar al pueblo y o se lo terminan cepillando o bien se larga millonario, pero deja al pueblo igual o peor de lo que estaba. Pues bien, Hugo Chávez, el que ahora manda en Venezuela, es uno de esos horteras.
Nació en Sabaneta en un verano del cincuenta y cuatro, y en el horóscopo psiquiátrico es lo que se llama signo Cabra. Sus padres eran maestros, pero tuvieron poco tiempo para enseñarle algo porque se lo encasquetaron rápidamente a una abuela que lo soportó bravamente durante su infancia. Y antes de ser emperador de las mayores reservas petrolíferas del mundo, le dio como un yuyu religioso que casi le transforma en cura, pero prefirió hacerse pelotero (sic) o ponerse a escribir cuentos y poemas, cosa que después le ayudó bastante en la modificación de la Constitución patriótica.
Es Comandante en Jefe y Comandante Fundador de no sé cuántos rollos que a nadie le suenan de nada, y ya en 1982 fundó una cosa marxista llamada Movimiento Bolivariano Revolucionario, en la que militó hasta que se aburrió de no mandar en nada y pegó un pepinazo de Estado contra Carlos Andrés Pérez cargándose a bastantes, por lo que fue enchironado sólo dos años, para luego salir triunfante a la presidencia del país en 1998. Desde entonces ha paseado su cabreo contra el liberalismo USA por muchos micrófonos, sin olvidar denunciar los malos tratos en Guantánamo, (aunque también él ha zurrado un poquillo a alguna de sus mujeres, con lo que el puesto de Primera Dama está desierto por desbandada general. )
Un día cambió la Constitución que no le hacía mucha gracia, y empezó a crear decretos y decretos. Subió el desempleo como la espuma y Chávez empezó a hablar de expropiarlo todo y afanar las tierras que no eran suyas para dárselas a los campesinos. Las empresas temblaban, y los paisanos sonreían contentos creyendo que la palabra “usufructo” significaba “propiedad”.
Hasta que en Abril de 2002 le hicieron una megahuelga general con sublevación militar para ver si lo tumbaban, pero el hombre sacó a paseo a sus francotiradores convirtiendo la cosa en una ensalada de tiros, palizas, gases tóxicos y montones de heridos y muertos para al final no llegar a nada. Desde entonces, la venta de antidepresivos se ha triplicado, las cárceles están hasta la bandera de presos políticos y las calles hasta arriba de asesinatos y secuestros a la orden del día. Y por si fuera poco, se sabe que financia a las FARC y lo mucho que le jodió que Colombia detuviera a uno de sus integrantes en su territorio.
Pues bien, se ha barajado en alguna ocasión su nombre para Premio Nobel de la Paz, aunque se tire de las greñas con medio mundo menos con los musulmanes, a cuyo Profeta llama amigablemente Camarada Mahoma. Los muslimes, por su parte, probablemente le consideran el gilipollas útil que les va a dejar meter miles de mezquitas en Latinoamérica y la barricada mononeuronal al avance del liberalismo occidental del que America del Sur tanto recela.
Su proyecto de futuro : volver a cambiar la Constitución para hacer una Republica Bolivariana Socialista Venezolana marca acme y cargarse todo, todo, todo lo privado, hasta el punto de que está en la lista que el Estado comparta la custodia de los menores de edad con sus padres.
Y esperen que aún le quedan a este dictador marxista filoislámico muchos aplausos que recibir desde esa parte del mundo que ha obtenido toda su libertad venciendo a las dictaduras, entre ellas, al islamismo primero y al comunismo después. Aún tiene muchas chorradas que decir , mucha plata que mangar y muchas pelotas mahometanas que chupar.
Por Cruzcampo