+ Nuestros Monstruos S. A. (penúltimo episodio)
En anteriores episodios de la serie "Nuestros Monstruos S.A.", hemos hablado muy bien de verdaderas joyas progresistas e incluso hemos descubierto que para nuestros distinguidos lectores, Maruja Torres se parece a Darth Vader lo mismo que un huevo una castaña. Pero hoy vamos a centrarnos sólo en castañas porque le toca el turno a Cristina del Valle, esa progre que destaca principalmente por no destacar en nada.
Y es que antes de cargarse la kefiya al hombro se dedicaba a soltar gorgoritos a dúo sin demasiado pudor y alguna que otra pandereta, enviando mensajes profundos al estilo de: “Basta ya de tanta tontería, hoy voy a ir al grano y te voy a meter mano... " etecé etecé. Desconocemos qué opinaría Arafat de estos versos tan interesantes, pero lo imaginamos.
C del Valle es experta en denuncia de la violencia doméstica y lucha sin descanso para que los hombres dejen de maltratar a las mujeres, cosa muy respetable, pero todo hay que decirlo, sea lo que sea que haga, -que no se sabe-, no ha conseguido nada de nada salvo salir de ese anonimato que la amenazaba después de romper musicalmente con ese individuo que atendía por el nombre de Comesaña. La violencia árabe-palestina, más cruenta, por el contrario no le parece para tanto y la reconoce como resistencia, por lo que viaja enkefiyada regularmente a dar ánimos y vítores a la autoridad AP de turno y sospechamos que pasándose por el Arc de Triomphe los crímenes contra la mujer en el islam; de eso que se ocupe Rita la huevera.
No se apuren, no está todo perdido, aún puede tener la tentación de quedarse en los paraísos antiamericanos que visita, aunque de momento siempre regresa a España, para disgusto de los amantes de la buena música.
Ignacio Ramonet, escritor y periodista gallego, aunque le encontrarán normalmente dando la tabarra en Le Monde Diplomatique donde no ha hecho aún demasiados progresos. Quiero decir, sigue cantando alabanzas a la morisma y a todos los comunistas del planeta, empezando por Castro, al que ha ido a lamer el culo en alguna ocasión, escribiéndole un libro y todo. También perpetró algo parecido junto con el primo Noam Chomsky, una cosa intitulada “Cómo nos venden la moto”, la frase ideal para hacer picar a algún gilipollas. Ya se lo imaginan. Un alegato contra las transnacionales escrito en lenguaje Logse, donde si esperan algún secretillo al fin desvelado pueden hacerlo sentados porque ninguno de los dos explica cuál es realmente la moto, quiénes nos la venden, ni cómo llevan a cabo tan maquiavélico plan.
Diagnóstico del paciente: Ramonet detesta ese capitalismo del cual parasita vendiendo teorías y dando conferencias en hoteles de cinco estrellas, bien a salvo de la patada en los cojones que le darían muchos trabajadores del tercer mundo si sus ideas se pusieran en práctica en sus países.
Y acaso creían que se me iba a olvidar de su amigo Chomsky, nuestro querido demagogo, resentido y acomplejado de pertenecer al Pueblo al que pertenece, todo un clásico al que le gusta darse el piquito con los mullahs a pelo y donde sea.
Noam Chomsky es de esos que creen que todo en esta vida es mentira cochina, si no viene avalado por él mismo o en su defecto, por el sello notarial de Bin Laden. Es pacifista, pero capaz de justificar a Pol Pot o el asesinato de diez mil personas de una tacada sólo por un “cabreíllo antiamericano”.
Para Chomsky el poder debe venir de la masa proletaria (sic), una masa de la que pasa olímpicamente viviendo como un burgués forrado de millones a base de poner a parir a las sociedades que le alimentan.
Diagnóstico del paciente: fiebre progresista provocada por un complejo de superioridad moral y deseo de hacerse perdonar por ese "inferior": para ello defiende a quien en el fondo mira con cierto menosprecio, como es el Islam y el proletariado, a los que dispensa de cumplir respectivamente los deberes morales y sociales más elementales, posiblemente por considerarlos en el fondo ineptos para ello. Y despedaza a quienes en el fondo considera más válidos haciéndoles cargar con la losa de la honestidad y la decencia, precisamente por asociarlos inconscientemente a ellas.
Tratamiento: aún no se ha encontrado. Aunque un fin de semana charlando con Freman podría ser un buen comienzo. A pesar de todo, le gusta horrores vivir en América. En otras palabras, hagan un mundo verdaderamente proletario y le destrozarán la vida.
Por Cruzcampo
Cristina del Valle es una giliprogre que dejó de hacerlo 'muy bien, muy bien, muy bien' (Semen-Up) ^_^