Mi bici y yo

Mientras el boss se repone de la manifestación de Navarra, sólo deciros que ayer había más marchas en toda España. La de los titiriteros con banderas de la república, palestinas y con mucho velo islámico como nota de color que recorrió las calles de Madrid; otra en Guadalajara por los muertos en el incendio del 2005 (!!!) cuyos familiares piden a la junta de Castilla La Mancha más trasparencia y que se sepa ya quiénes fueron los responsables de tal suceso; y había otra, por denominarla de alguna manera, convocada a través de los despachos de Presidencia de la Generalidad de Cataluña vía mail, en la que se animaba a ir a todo quisqui no fascista a hacer una cacerolada a la sede del PP.

¿Alguien sabe qué afluencia tuvo?

sólo asistió un ciclista que al llegar a la sede popular, cerrada a cal y canto, desplegó en silencio una bandera catalana que plantó, con mucha dignidad, en medio de la acera como si tomara posición del territorio ocupado. A los cinco minutos, acudió un joven con una gorra y una bolsa de plástico, donde supuestamente llevaba las cacerolas u otros objetos para poder descargar su ira metálica contra el PP. Los dos jóvenes se miraron incrédulos, y sin poder mediar palabra entre ellos, por el rotundo fracaso de la convocatoria de la cacerolada contra el PP en Barcelona.

Dos personas, una cacerola, una bici y una bandera independentista. Nadie más. Parece ser que todos los esfuerzos de las altas esferas públicas catalanas quedaron en saco roto puesto que no se presentó ni el tato. Lástima que ayer hiciese un día estupendo en todo el país y el sol fuera mejor reclamo para pasar la tarde de un sábado que el dar golpes a una cacerola. La próxima vez, que contraten a un becario más eficiente para mandar emails, ofrezcan servicios de bicis gratis, y hasta regalen las cacerolas con la banderita dibujada. Verán como tienen más éxito.

Por Chesk