+ Playa y peones negros.
El verano, aunque esté todo el mundo en las playas, está dando de sí y provocando que leer la prensa o encender la televisión te proporcione un buen rato de entretenimiento. Por llamarlo de alguna forma. Eso claro, para el que quiera estar informado de lo que ocurre en su alrededor; los que no, seguirán bañandose en el mar, piscina, o de vacaciones en el quinto pimiento ignorantes - y orgullosos de ello- de seguir en la parra mientras todo arde cerca de nosotros. Y tan cerca, que se lo digan a los gallegos.
Nos invade un pasotismo general, en el que todo da igual, o es válido, siempre y cuando podamos continuar nuestra forma de vida, seguir gastándonos nuestros sueldos en pagar el caro ladrillo y endeudarnos hasta las cejas teniendo el coche último modelo o tirar la casa por la ventana el fin de semana.
Y así, más o menos, teniendo estas reflexiones que acabo de escribir cuando daba un pequeño paseo por un pueblecito costero típical spanish, me tropecé con la siguiente información en mi coche:
Los peones negros, se habían pateado unos cuantos kilómetros de costa, colocando esa publicidad en cada automóvil que veían. Ellos no estaban únicamente de vacaciones, y seguían animando a todos los turistas que no olvidasen lo que ocurrió el once de marzo en España. No sé si consiguieron su fin propagandístico, si sus visitas se han incrementado, o si han logrado dar más difusión a las preguntas que planteaban, pero al menos consuela saber que con coger ese pequeño papel algunos pudiesen despertar de su pequeño cosmo independiente y dejar de creer que están solos en su mundo feliz.
No todos aplican el pasotismo como forma de vida. Pequeñas excepciones dan guerra en una sociedad tan anestesiada aunque sea con la forma de la pieza más valiente del ajedrez: un simple peon.
Por Chesk
No todos aplican el pasotismo como forma de vida. Pequeñas excepciones dan guerra en una sociedad tan anestesiada aunque sea con la forma de la pieza más valiente del ajedrez: un simple peon.