+ El fargüest
No consigo imaginar por qué se mosquea un tío luego de ver al odioso vecino de al lado produciendo más basura que él y yendo tan pichi con sus bolsas hacia el contenedor. Y menos puedo figurarme que por eso le monte una pirula con pistoletazo y posterior absolución gracias a la nueva ley en el estado de Florida, que dice que sólo hay que demostrar un peligro razonable para salir sin cargos por el uso de armas de fuego contra quien sea.
Sí que me imagino a una persona que va en metro por Madrid a medianoche en un trayecto que debe ser diario por narices. Y a un tipo con mala pinta que entra en su vagón actuando de modo extraño y acercándose demasiado. En un contexto donde las armas son accesibles a la población, ese alguien estará en igualdad de condiciones con quien acaba de entrar, y él, lo sabe. Sin acceso a ellas, estará indefenso pudiendo ser agredido o violado y muchas veces asesinado.
Dicen que el mejor gestor de la seguridad personal siempre es uno mismo, y el derecho a la autodefensa y a volarse la propia cabeza es un derecho básico del ser humano. Y también es cierto que con el uso de armas de fuego por parte de la población, mientras salvan sus vidas una mujer, un banquero y un campesino, que no han querido ser, violada, robado y asesinado , están perdiendo la vida el portero de la disco o el vecino de al lado por una rayada de Sábado noche o dos bolsas de basura un viernes por la tarde. Sin embargo esto último ya ocurre en Europa a menudo, mientras que lo primero, no ocurre casi nunca. Y aún hay más... si hay que creer a los entendidos, resulta que a mayor número de armas, menor es el crimen, y hoy no es Texas el Lejano Oeste, sino algunas zonas de París o Madrid.
Pronto, y al ritmo brutal en que avanza la criminalidad en Europa, se abrirá de nuevo este debate y habrá que pensar qué opción es la que queremos. Si chutar con lo que hay y sálvese quien pueda, si reivindicar nuestro derecho a portar armas dado que los que las portan no garantizan nuestra seguridad, o si exigir la recuperación de valores perdidos por la pampa haciendo que la ley castigue de una puta vez a los criminales a la vez que se recompone el respeto al prójimo y a sus propiedades y libertades, o sea, casi nada.
Y sobretodo, habrá que dar ya el tajo a tanta inmigración clandestina que no pierde nada probando a delinquir, y acabar con esa manía de hacer a los delincuentes protagonistas de todo a todas horas, ya sea porque les convierten en asociación cultural, ya sea porque pertenecen al mar ese de injusticia universal, o sea porque después de cargarse a mil personas se pueden sentar a decidir junto con el presidente, la política de una nación.
Por Cruzcampo