+ España, reserva libre asociada
‘A partir de aquí, no intervenimos, no puede llamarnos’, les puede decir un policía wasp en la zona de Mexican Hat, si se lo encuentran o le saludan por la carretera, alrededor de la reserva india. La reserva Navajo, territorio oficial de la Nación Navajo, surgida en las achicharrantes tierras de Arizona, Utah y Nuevo Mexico , es más grande que Cataluña. Dispone de su propio autogobierno, policía, justicia, educación, y servicio de salud. Por poner un ejemplo, hace más de un año, Gran Jefe Navajo plantó sus cataplines sobre el terreno y prohibió las prospecciones de uranio en sus tierras, aunque bueno, los espíritus de los antepasados han hecho la vista gorda con los pozos de petróleo que bombean un poco separados por todo el terreno. La pela es la pela, incluso para Sagrado Coyote, ¿verdad?
Monument Valley. Navajo Nation
Sobre el papel, tan sólo dependen de Estados Unidos para la defensa, las relaciones internacionales y alguna que otra cosa más. Sobre el no-papel, quién se traga esto. Dependen hasta las trancas y barrancas.
Fue el tratado de Fort Laramie una solución para acabar con la bronca, bronca sangrienta, preservar culturas ancestrales y dar a los indios nativos la posibilidad de no dispersarse perdiendo muchas de las connotaciones de la antigua América. Ahora, se forran con los casinos, al estar prohibido el juego en algunos estados con reservas en su territorio, y tienen sus propios líderes, negociadores, y algún que otro hechicero gilipollas por ahí perdido. Dicen que se han alcoholizado muchos, porque se agobian, porque su modo de vida tradicional, el de antes, es casi imposible. Los Hopis, por ejemplo, tienen una reserva dentro de la reserva Navajo. Imagínense. Y a veces se “zurran”, pero desde el cariño, claro, por temas de explotación, parcelas, o gestión de acuíferos. Viven conformes con la pertenencia a la nación americana, se consideran estadounidenses; “Support our Troops”, dice algún cartel en cualquier gasolinera. No todo es perfecto, no todo luce bien, pero a ellos les vale. Pues me alegro.
¿Para qué, la división? Pues en Estados Unidos, para unir lo que estaba desunido. Y resulta que ese es el rollito que cuentan los nacionalistas proseparatistas de España: irse para estar más cerca, o algo así. Separarse, para estar más cómodos y una vez en su salsa, portarse bien con el resto de pringaos y todo eso. Cosas curiosas. Mientras en USA los "pringaos" eran los navajos, hopis o sioux a los que se les dio una cantidad de competencias dentro un Estado del que al final dependen y se sienten parte; en España los que quieren ser nación son los que discriminan a los que sostienen el peso de una cultura común de la que reniegan estos separatistas sin sentir ninguna afinidad. Pregunten si no, cuántos vascos, catalanes o a veces hasta gallegos, se sienten indios en su propia tierra.
Por Cruzcampo