+ Gobernar en tiempos revueltos
En estas últimas horas vivimos tiempos convulsos en los que "nada se afirma pero tampoco se desmiente".
Hemos leído contradicciones sobre el explosivo utilizado o sobre la desaparición de los dos ecuatorianos, pero lo que es más palpable, relevante y preocupante es el retorno hacia las dos Españas miserables de siempre, esas dos Españas resurgidas del inframundo infame del 11-M y que con las actuaciones de este Gobierno -si realmente esa es su verdadera función- se han ido acrecentando las diferencias entre los ciudadanos convirtiéndonos en objetivo fácil del enemigo.
La derecha brama pidiendo la dimisión de Zapatero, la izquierda lo hace para criticar la actuación de Rajoy. Pero así no llegaremos a buen puerto.
Cierto es que el Gobierno debe garantizar la seguridad a los ciudadanos y es su obligación el de terminar con todo tipo de terrorismo. Hemos podido comprobar como Zapatero ha actuado con cierta omisión permitiendo el rearme de la banda por simples intereses partidistas en detrimento de los nacionales.
También es cierto que este podría ser el peor Gobierno de nuestra democracia, el que más daño ha hecho a la unidad nacional y a los intereses estatales. Y no es menos falso que muchas de las actuaciones de Zapatero se hayan llevado a cabo para la desaparición del único partido de la oposición, siendo estas, por tanto, de muy mala fe.
Pero a pesar de los pesares no podemos actuar de forma borreguil como lo hicieron ellos el 13M reventando la jornada de reflexión y saltándose toda norma del buen hacer. No podemos movernos por impulsos y elegir a nuestros gobernantes por hechos llevados a cabo por criminales. Pues de esta forma sólo daremos pábulo a los asesinos y estaremos atendiendo a sus intereses, dejando de lado los de la nación.
Por otro lado la izquierda no puede pedir peras al olmo. Ellos se jactaban de que el PP estaba solo, lo dejaron de lado y emprendieron este camino con nacionalistas y comunistas, partidos que no defienden ni la unidad nacional ni el Estado de Derecho.
Si la izquierda quiere el apoyo de Rajoy debe cambiar el rumbo, romper con los asesinos y volver al Pacto antiterrorista. Deben dejar actuar a la Fiscalía según los criterios legales y cesar en sus empeños por presionar al aparato judicial.
Rajoy ha tendido la mano al Gobierno en determinadas ocasiones con la única condición de volver al Pacto. Zapatero se ha negado imponiendo el oscurantismo tanto a la oposición como a la sociedad envuelto en un aura de soberbia y de falsas esperanzas.
Ahora, tras el atentado, debemos plantarnos frente a los etarras. Después ya llegarán las conscuencias políticas para este Gobierno sobre el que se cierne un oscuro final. Y no cometamos errores pasados, ahora todos unidos dejemos que la racionalidad se imponga a la emotividad.
Por Valmont