+ Zapatero, ese germen fáctico
Observo espectante cómo la vileza del Régimen crea escuela, divisiones y rencores, además de odios y de envidias mientras un enfermo venido a más y aposentado en la poltrona del Poder manipula para dividir a una sociedad, reabrir heridas y fomentar una guerra civil surgida de la intolerancia casposa más burda y cobarde digna de un malnacido frío y calculador, pero a la vez inepto como es "él".
Se aprueba una Ley de Memoria Histórica, aparentemente para la reparación moral de los perseguidos y víctimas de la Guerra civil y la dictadura, pero sea dicho que el objetivo es otro, con un trasfondo sectario y tétrico, -pues sólo los camaradas del capitán Lozano recibirán ese reconocimiento-, y por la que además nos impondrán que Carrillo, Largo Caballero o Negrín fueron grandes demócratas, por ley, claro.
Ese PSOE escondido en Francia cuando Franco ejercía el poder, mientras Negrín, en Méjico, vivía a cuerpo de rey con el dinero del Banco de España y que permitió que la dictadura llegara hasta el final, antes reclamaba condenas para Pinochet, y ahora reclama amparo y reparación a las víctimas de la dictadura chilena.
Bien hallada sea la justicia por doquier, pero qué lástima que cuando se trata de las víctimas actuales y españolas, de las asesinadas por ETA y perseguidas por su dictadura del terror, el Gobierno haga oídos sordos y sus gentes digan cosas como que los muertos no hacen política, o que muertos están y no tienen voz en el proceso de paz.
Nos encontramos en una etapa de oscurantismo sin precedentes. Mentiras, engaños y movimientos que sólo un Gobierno al margen de toda la sociedad conoce. Charlatanería y juegos de palabras del todo gratuitas mientras se legisla -valga el disparate!- al margen de la ley. Ya no digo la política. Pinchazos telefónicos y chivatazos a los terroristas. Altos mandos policiales imputados mientras los aeropuertos se colapsan. El Gobierno calla, pues se encuentra al margen de la sociedad formando una figura suprapartes que todo lo vigila pero no va con él.
Creo que por primera vez nos encontramos con un Gobierno fáctico con un único interés: el partido. Y pensando en ese partido nos traen la paz a cualquier precio, al que sea.
Pero debe saber el señor Zapatero que la paz prometida debe consensuarse con toda la sociedad, pues no estamos hablando de una ley para regularizar el abandono de animales, sino que lo hacemos de un proceso de gran calado social en el que no caben los relativismos a los que nos tiene acostumbrados este Gobierno. Pues de otra forma se está colocando una espada de Damocles sobre su cabeza y sobre la de todos los españoles; pues una tregua es tiempo ganado para el enemigo, Maquiavelo dixit. Y sobran los roles para jugar a ser Dios.
Los políticos deben servir a sus ciudadanos, y si están donde están es gracias a los votos, pero en ningún caso se les ha invocado. He dicho.
Por Valmont