+ Reverte VS Umbral III: Opiniones
Salvando sorpresas de última hora, el rifirafe Umbral-Reverte está finiquitado. El de Alatriste lo acuchilló dentro de la abadía por la afrenta cometida, y el de las palabras en negrita soltó como Francisco Calomarde, ese "manos blancas no ofenden", señora.
Mientras, en la prensa general sólo he encontrado tres intervenciones, dos en defensa de Francisco Umbral, y una que habla de "vacas sagradas". Comenzando por Pablo Sebastián (no leches, sale en tv, pero nada que ver con un piano o Parada) a través de su perro Marcelo en la Estrella Digital:
Ésas, Arturo, no son maneras. Esa vomitona de insultos y descalificaciones personales y literarias prueban que la crítica de Umbral le ha llegado al corazón como la estocada de Lagardère. Porque Umbral, aunque no es académico de la lengua y ha perdido un poco el habla y la vista, tiene, como Sábato, estilo y maldad. Y es académico de la vida misma y de la pluma, y además tiene credibilidad. Más que Pérez-Reverte, y por eso se enfada desde su soberbia infantil. Si Umbral fuera tan mal escritor y tan infame persona como dice el académico, ¿por qué le irrita tanto la crítica de un don nadie? Además, pregunto: ¿está prohibido en España criticar a un autor, sin el riesgo de que te corra a palos?
Víctor Charneco habla de reyertas literarias en el ABC de Valencia:
Lo que ocurre es que las vacas sagradas recelan de los nuevos valores por miedo a que su audacia (el verdadero motor de la literatura) les deje en evidencia. Se dio con Muñoz Molina y Javier Marías, a los que Cela, enfurecido por sus brillantes y dispares estilos, llamaba «el doncel tontuelo» y el «angloaburrido». Y pasa hoy con los franceses Beigbeder y Houellebecq (audaces en la indagación de los límites de la moral social), y con Pérez Reverte y otros escritores españoles como Montero González.
Y Agapito Maestre, desde Melilla y mediante Telegrama, nos solicta más madera mientras alaba la nobleza de Umbral y apunta la duda de por qué Reverte no hizo más hincapié en las columnas de Umbral en el Mundo de Pedro J.
Una pena, dicho sea de paso, que no podamos leer la respuesta. Tampoco creo que contesten por él sus más firmes partidarios, porque son tan políticamente correctos que, lejos de darnos un poquillo de aliento a los espectadores de “cierta” vida literaria, se esconderán en los tópicos de siempre. Les bastará con decir: ¡Cosas de literatos!
Coño. Que este blog iba de política, ahora vulevo con ello. ¿Pulevo? Ains, ahora vuelvo con ello.
Por Prevost