+ Catorce más uno.
Ya os lo decía esta misma semana, en España somos muy progres, y en vez de muros se nos da por vallas. Y así nos pasa, que día a día los pobres guardias civiles que vigilan la frontera en Melilla tienen que vivir acontecimientos de lo más peculiar.
Catorce asiáticos más un marroquí - el conductor- eran los inmigrantes que han intentado saltarse el puesto fronterizo de Melilla a toda velocidad, sin ningún remilgo, y de forma un poco digamos que no adecuada a los cánones de la alianza de civilizaciones de Zapatero. Dicho comportamiento, ha obligado a la guardia civil ha disparar al vehículo - tranquilos, que sólo ha sido a las ruedas de éste- y después del susto se ha procedido a la detención de los quince magníficos. Tampoco hay de qué preocuparse. Sólo en el 2005 hubo 18479 intentos de entrada ilegal por dicha ciudad, y ya se nos ha olvidado esos miles de inmigrantes que realizaron por el mes de octubre unas cuantas avalanchas con un ejército equipado con material antidisturbios.
Todo esto tiene una solución evidente, para la próxima vez que intenten saltársela - que la habrá no lo duden- que la guardia civil les ofrezca un autobús en vez de un incómodo Renault 25. Irán más amplios, tendrán asientos más confortables y conseguirán con mayor facilidad cargarse a todas las fuerzas de seguridad que pillen por su camino. Seguro que Caldera y yo coincidiremos por primera vez en estos últimos meses, el autobús solucionará todos nuestros males. Qué remedio.
Por Chesk
Catorce asiáticos más un marroquí - el conductor- eran los inmigrantes que han intentado saltarse el puesto fronterizo de Melilla a toda velocidad, sin ningún remilgo, y de forma un poco digamos que no adecuada a los cánones de la alianza de civilizaciones de Zapatero. Dicho comportamiento, ha obligado a la guardia civil ha disparar al vehículo - tranquilos, que sólo ha sido a las ruedas de éste- y después del susto se ha procedido a la detención de los quince magníficos. Tampoco hay de qué preocuparse. Sólo en el 2005 hubo 18479 intentos de entrada ilegal por dicha ciudad, y ya se nos ha olvidado esos miles de inmigrantes que realizaron por el mes de octubre unas cuantas avalanchas con un ejército equipado con material antidisturbios.
Todo esto tiene una solución evidente, para la próxima vez que intenten saltársela - que la habrá no lo duden- que la guardia civil les ofrezca un autobús en vez de un incómodo Renault 25. Irán más amplios, tendrán asientos más confortables y conseguirán con mayor facilidad cargarse a todas las fuerzas de seguridad que pillen por su camino. Seguro que Caldera y yo coincidiremos por primera vez en estos últimos meses, el autobús solucionará todos nuestros males. Qué remedio.