+ Munich
Tal como dije que haría hace unas semanas ayer fui a ver Munich. La película de Steven Spielberg que cuenta la supuesta venganza de Israel a las cabezas pensantes del asesinato de once atletas israelíes en Munich por parte del grupo terrorista palestino Septiembre Negro , que por supuesto, no nombran en ninguna ocasión de qué suceso tiene origen tal nombre. La cinta en sí es otro taquillazo del cine americano, todo muy bien pensado, todo calculado hasta el último milímetro, pero con la clara intención de igualar la condición de víctima a la de verdugo.
En todo momento, se va haciendo un paralelismo, entre el asesinato de los once atletas y el asesinato de los nueve terroristas palestinos afincados en Europa. Incluso, se llega a decir la frase de "somos terroristas, tenemos que actuar como ellos" en algún que otro miembro del grupo del mossad. Spielberg iguala las causas, los orígenes y las consecuencias de las actuaciones de ambos bandos, menos en una cosa fundamental: los remordimientos.
Mientras que en toda la película se ve al grupo israelí replanteándose lo que están haciendo y el por qué lo hacen, si son justos o no lo son, en ningún momento se ve a un palestino parándose a pensar en los asesinatos que comete. Al contrario, comentan cosas tales como " el asesinato de los atletas fue necesario para darnos a conocer" ante las cámaras de medio mundo o " tardaremos cien años pero los echaremos a todos (lus judíos) de nuestra tierra" y en ningún caso del guión se centra en esa posición, muy al contrario, hasta parece que justifiquen esas actitudes.
Sí que fue muy interesante la descripción que se realiza de todos los altos miembros terroristas. Todos son ricos, casi todos viven en la vieja Europa en casas enormes, con un tren de vida altísimo y sin campos de refugiados a su alrededor. Además, se muestra como occidente se lava las manos ante el conflicto y cómo hasta los aloja en su territorio, por ejemplo, se deja ver cómo la CIA puede hasta evitar la muerte de uno de estos jefazos por dicho comando o que la organización de los juegos olímpicos no suspende las olimpiadas de Munich ante el asesinato indiscrimano de los atletas.
En definitiva, Spielberg se habrá forrado, pero ha quitado al espectador la oportunidad de obtener por sí mismo una opinión adecuada del conflicto e intenta introducirnos la idea de que ante el terrorismo sí se negocia, que cuando asesinan indiscriminadamente a tu pueblo tienes que ceder ante ello. Muchos dólares, muchos espectadores, mucha polémica pero parece ser que no se ha parado a pensar que los remordimientos tienen que ser compartidos por todos y no sólo de manera unilateral.
En todo momento, se va haciendo un paralelismo, entre el asesinato de los once atletas y el asesinato de los nueve terroristas palestinos afincados en Europa. Incluso, se llega a decir la frase de "somos terroristas, tenemos que actuar como ellos" en algún que otro miembro del grupo del mossad. Spielberg iguala las causas, los orígenes y las consecuencias de las actuaciones de ambos bandos, menos en una cosa fundamental: los remordimientos.
Mientras que en toda la película se ve al grupo israelí replanteándose lo que están haciendo y el por qué lo hacen, si son justos o no lo son, en ningún momento se ve a un palestino parándose a pensar en los asesinatos que comete. Al contrario, comentan cosas tales como " el asesinato de los atletas fue necesario para darnos a conocer" ante las cámaras de medio mundo o " tardaremos cien años pero los echaremos a todos (lus judíos) de nuestra tierra" y en ningún caso del guión se centra en esa posición, muy al contrario, hasta parece que justifiquen esas actitudes.
Sí que fue muy interesante la descripción que se realiza de todos los altos miembros terroristas. Todos son ricos, casi todos viven en la vieja Europa en casas enormes, con un tren de vida altísimo y sin campos de refugiados a su alrededor. Además, se muestra como occidente se lava las manos ante el conflicto y cómo hasta los aloja en su territorio, por ejemplo, se deja ver cómo la CIA puede hasta evitar la muerte de uno de estos jefazos por dicho comando o que la organización de los juegos olímpicos no suspende las olimpiadas de Munich ante el asesinato indiscrimano de los atletas.
En definitiva, Spielberg se habrá forrado, pero ha quitado al espectador la oportunidad de obtener por sí mismo una opinión adecuada del conflicto e intenta introducirnos la idea de que ante el terrorismo sí se negocia, que cuando asesinan indiscriminadamente a tu pueblo tienes que ceder ante ello. Muchos dólares, muchos espectadores, mucha polémica pero parece ser que no se ha parado a pensar que los remordimientos tienen que ser compartidos por todos y no sólo de manera unilateral.
Por Chesk